BUSCAR
MENÚ
Ser madre en un país desconocido y lejos del hogar no es fácil, especialmente cuando hay que luchar por el acceso a un derecho fundamental: la salud. “Mi embarazo era de alto riesgo y tuve una amenaza de aborto”, dice Eyerlin a sus 27 años.
Eyerlin vive en el centro de Colombia junto a su mamá, su papá y su hijo recién nacido, Matías. Como consecuencia de la falta de comida, trabajo y oportunidades la familia completa decidió salir de Venezuela.“En mi país yo estudiaba medicina y trabajaba en una tienda de calzado y bisutería” dice Eyerlin.
En sus planes no estaba migrar a otro país, pero su situación le obligó a tomar la decisión de cruzar informalmente y sin documentos hacia Colombia.
Desde entonces su vida no ha sido fácil, sobre todo cuando supo que sería mamá.
Fotos: Vannesa Jimenez / NRC
Para la población migrante en situación irregular solo es posible acceder a la salud a través del servicio de urgencias, por eso durante los primeros seis meses de su embarazo nunca recibió atención médica, solo accedió cuando casi pierde a su bebé. “Entré a emergencias por amenaza de aborto, pero no tenía acceso a medicamentos ni tratamiento, para eso yo tenía que pagar”. Sin un empleo, ni ingresos, la vida de su bebé estaba en riesgo.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤAsí que Eyerlin comenzó la lucha por la salud de su hijo. Recibió la orientación y acompañamiento e inició un proceso legal para exigir al Estado colombiano el acceso a los medicamentos y atención médica. “Cuando yo vi que me había aprobado la solicitud de salud para mí y mi bebé, me dio mucha alegría”, cuenta Eyerlin.
Para la población migrante en situación irregular solo es posible acceder a la salud a través del servicio de urgencias, por eso durante los primeros seis meses de su embarazo nunca recibió atención médica, solo accedió cuando casi pierde a su bebé. “Entré a emergencias por amenaza de aborto, pero no tenía acceso a medicamentos ni tratamiento, para eso yo tenía que pagar”. Sin un empleo, ni ingresos, la vida de su bebé estaba en riesgo.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤAsí que Eyerlin comenzó la lucha por la salud de su hijo. Recibió la orientación y acompañamiento e inició un proceso legal para exigir al Estado colombiano el acceso a los medicamentos y atención médica. “Cuando yo vi que me había aprobado la solicitud de salud para mí y mi bebé, me dio mucha alegría”, cuenta Eyerlin.
Con su acción legal pudo acceder a los últimos meses de control de su embarazo, tuvo asistencia en su parto y vio nacer a su hijo en tierra colombiana.
Matías es el primer hijo de Eyerlin y cuenta con todo el cuidado de sus abuelos. En un recorrido por la casa, se ven todos los medicamentos de Matías. Diez días antes de esta entrevista, el bebé tuvo una complicación respiratoria que amenazó su vida, pero esta vez pudo recibir atención médica de urgencia sin ninguna acción legal.
Hoy el mayor sueño de Eyerlin sigue siendo trabajar en un hospital para salvar vidas. En el equipaje que trajo desde su casa en Venezuela, también están los documentos que certifican los estudios en medicina que no pudo terminar. Ella guarda esta carpeta con la esperanza de continuar estudiando cuando regularice su situación en el país “El acceso a la salud es importante porque todos somos seres humanos e independientemente del origen, todos merecemos ayuda y la salud no se le puede negar a nadie”.
El Consejo Noruego para Refugiados financiado por la Unión Europea apoyó y orientó legalmente a Eyerlin en su proceso legal para que ella y su hijo accedieran a sus derechos.
