La “Caravana de Migrantes” y la Respuesta Humanitaria

Cerca de 16,000 personas de Honduras, El Salvador, Guatemala y algunas de Nicaragua, salieron de sus países en camino hacia el norte entre octubre y noviembre de 2018. Su propósito fue huir de las violaciones a sus derechos ocasionadas por la violencia generalizada y la falta de oportunidades. 

Las cifras son alarmantes y reflejan el estado de peligro en el que se vive en estos países: En promedio cada día, suceden 10 homicidios diarios en Honduras, 9 ocurren en El Salvador y al menos 4 mujeres desaparecen en Guatemala.

A finales de noviembre, 6,000 personas estaban esperando en México para cruzar a la frontera de EE.UU; 7,225 personas fueron retornadas a Honduras y 1,275 a El Salvador. 

Un factor impactante es que este desplazamiento de ‘las caravanas’ se produjo de manera colectiva y no individual. La magnitud de esta “caravana” presento un nuevo reto para el sector humanitario. Aunque no era la primera vez que se realizaban desplazamientos masivos desde el Norte de Centroamérica, la magnitud que tomó la caravana representó nuevos retos para el sector humanitario. Dadas las condiciones actuales de la región, es altamente probable que esta situación se repita. ¿Cuáles son, entonces, las lecciones aprendidas de estos fenómenos para el sector humanitario? 

Para responder a esta pregunta se presenta el tercer boletín del Panorama de la situación de protección y violencia en el Norte de Centroamérica liderado por El Consejo Noruego para Refugiados. En este boletín se destacan las buenas prácticas de respuesta humanitaria y busca brindar información para promover una mejor atención a las personas afectadas por la violencia en la región.

Se encontró que, a la falta de protección tanto en el camino como en los destinos, las personas de las caravanas se enfrentaron a numerosos riesgos como la deportación, la violencia sexual, el tráfico y el abuso, entre otros. La respuesta estatal consistió mayormente en fronteras cerradas, militarización, privación de libertad y deportación forzada tanto de adultos como de niños, niñas y adolescentes.

Los trabajadores humanitarios, voluntarios, organizaciones internacionales y no gubernamentales jugaron un papel exhaustivo durante todo el transcurso de los migrantes y desplazados. Sin embargo, se concluyó que se debe mejorar la incidencia para luchar contra la criminalización y estigmatización, como también crear e implementar planes de contingencia para tener la capacidad de responder a eventos masivos. Finalmente, se recomienda a los gobiernos no cerrar las fronteras y garantizar el derecho a solicitar asilo, como también respetar el derecho a la no devolución. 

Encuentra esta y más información en el Boletín 3: Panorama de la Situación de Violencia y Protección en el Norte de Centroamérica en español o en inglés.