Lomitas es un corregimiento que se ubica al norte del departamento del Cauca, una de las zonas que ha sido fuertemente afectada por el conflicto armado en Colombia y la presencia de grupos armados ilegales. NRC acompaña a esta comunidad en su proceso de declaración como víctimas para que puedan acceder a sus derechos de reparación y restitución.
Los habitantes de la zona aún recuerdan el sábado del 2000 en que cerca de cien hombres armados llegaron a tomarse la vereda, hicieron de la caseta comunal su centro de operaciones y reunieron a la población, para informales que desde ese momento iniciaban las restricciones que ellos impusieran.
La vida tranquila de fiestas y de encuentros deportivos se convirtió de pronto en los constantes rostros de personas conocidas y desconocidas que desaparecían en el Río Cauca, en temor a estar fuera de casa después de las seis de la tarde y en miedo a las represalias al incumplir cualquiera de los mandatos de los actores armados. El ruido de camionetas y motos a gran velocidad hacía que los niños y niñas corrieran a esconderse; incluso dormir implicaba un tiempo de angustia, pues el escuchar pasos cercanos significaba que en cualquier momento entrarían a disponer de los bienes y las personas en su interior.
“Llegaban a la casa, se metían, se comían las gallinas, los platanitos también, se entraban y uno al suelo y ellos a la cama. Nos arrinconaban.” Así lo narra Luis de 72 años que se resistió a abandonar sus tierras a pesar de que tanto sus hijos como su esposa decidieron desplazarse.
La sola mención del Río Cauca aún genera temor y la caseta comunal se convirtió en un lugar de tortura. La población vivió un hecho violento tras otro entre los que se incluían amenazas, extorsión, desplazamiento forzado, abuso sexual y despojo.
La violencia también alejó a los dueños de las fincas ganaderas y agrícolas que propiciaban empleo en las veredas cercanas, así comenzó a engrosarse el desempleo y la pobreza que aún es marcada en las veredas, esto obligó a los pobladores a trabajar fuera de la zona dejando a sus hijas e hijos solos en casa con el miedo de lo que podría ocurrirles mientras ellos no estaban.
La ausencia de instituciones gubernamentales, la marcada historia de violencia y el miedo permanente de la población generó desconfianza en los procesos estatales e impidió que la comunidad decidiera declarar los hechos que los convierten en víctimas, por este motivo nadie se presentó en la primera jornada adelantada por la Personería. “La otra vez no se pudo porque algunos tenían miedo (…) uno decía ‘se llevan esa declaración y después le puede pasarle algo a la familia’ pero ya están más tranquilos, se les ha brindado más confianza y están muy contentos.” Así describe uno de los líderes de la comunidad, la gran acogida de la Jornada descentralizada de toma de declaraciones que en esta oportunidad fue apoyada por la alianza entre el Consejo Noruego para Refugiados – NRC y FENALPER.
La confianza de la presencia interinstitucional permitió que durante dos días, asistieran más de ciento treinta personas a realizar su declaración como víctimas del conflicto armado y de esta manera pueden iniciar la ruta de acceso a sus derechos en reparación y restitución. En esta oportunidad estuvieron presentes el Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Personería, Procuraduría, Unidad de Víctimas y estudiantes de Universidad del Cauca.
Según Christian Visnes, Director de país NRC que visitó la jornada “La recuperación de una comunidad tan afectada no es un proceso que se da en el corto plazo. Pero el primer paso es el reconocer y que el mismo Estado lo reconozca a las víctimas. Ese es el primer paso fundamental para tomar un proceso de reparación (…) Aún queda mucho por hacer, los retos siguen siendo enormes”
Aún existen grandes necesidades que van desde la falta de educación, empleo y la reconstrucción cultural hasta la necesidad de materiales deportivos que motiven a la decenas de niños y niñas de la vereda a continuar con el deporte para alejarse de los actores armados provenientes de actividades ilegales que aún existen en la zona.
NRC acompaña a las víctimas del conflicto armado en su proceso de reparación, orientándolas en el conocimiento de sus derechos y propiciando espacios como estos que brindan esperanza al proceso de reconstrucción en Colombia.
