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El primer paso hacia el futuro

Publicado 8 Jul 2018

Varios de mis amigos tuvieron que irse, pero como ya hay bachillerato aquí, estamos contentos estudiando cerca de nuestras familias” cuenta Alvin Caicedo (16) quien sueña con ser futbolista y ahora está estudiando séptimo grado en la comunidad rural de Pascualero, en el municipio de Guapi, Cauca. 

Para llegar a la comunidad de Alvin es necesario navegar tres horas atravesando las playas de piedra y los manglares del Río San Francisco, un territorio marcado por la pobreza, el desplazamiento y el conflicto armado. Allí las niñas, niños y jóvenes que nacen en la rivera del río solo logran acceder a la educación primaria, al terminarla sus posibilidades se limitan a trabajar siendo muy jóvenes, irse a la cabecera municipal lejos de sus familias o enfrentarse a riesgos como ser reclutados por grupos armados. 

“No todos los padres tenemos los recursos para enviarlos a estudiar a la cabecera en Guapi. Entre más profesores suban a enseñar en el río, mejor” dice Martha Bonilla, mamá de Alvin que, aunque solo estudió hasta segundo de primaria, siempre motiva a sus hijos a continuar estudiando.

Educar para el campo

Desde el 2017, Vive la Educación promovió una iniciativa piloto para dar apertura a dos grados de secundaria con la metodología “Post-primara rural” en las comunidades de Santa Ana, Pascualero y Cascajero del municipio de Guapi. Esta primera semilla permitió que 23 niños, niñas y jóvenes iniciaran su bachillerato y que desarrollaran habilidades útiles en la vida rural a través de un proyecto productivo pedagógico. 

“Aprendí a alimentar los pollos, a ponerles el agua y también a venderlos para volver a comprarles comida. En un futuro, voy sin miedo porque ya tengo la experiencia” cuenta Luzneyi que a sus 17 años de edad es mamá, abandonó sus estudios al ver lo difícil que era estudiar el bachillerato alejada de su familia en la cabecera municipal y que ahora sueña con terminar de estudiar en su comunidad para brindarle un mejor futuro a su hija. 

Según Floripa Mancilla, directora de la institución educativa Santa Ana “el modelo post-primaria rural les sirve mucho a los estudiantes porque practican las labores del campo, sus tradiciones rurales y su cultura. Eso les hace valorar su comunidad y su región. Además, los niños que estudian en su comunidad están protegidos por sus familias”. 

Familia unida por la educación

Los padres de familia recibieron con alegría el bachillerato en la comunidad de Pascualero, pues enviar sus hijas e hijos a la cabecera municipal los expone a riesgos como la violencia sexual, el maltrato y la drogadicción. 

La participación de los padres y madres de la comunidad del Pascualero en la educación de sus hijos es fundamental y muchos se unieron a los estudiantes a través del proyecto pedagógico productivo. “Los pollos se pusieron bien bonitos. Los niños estaban contentos. Cuando los veían se alegraban y les daban de comer” dice Marino, uno de los padres que ayudaron a armar el galpón, instalar la electricidad y alimentar a los pollos en compañía de sus hijos. 

“Nosotros queremos que nuestros hijos puedan estudiar el bachillerato aquí. Porque quien no estudia está encerrado en su mente” comenta Martha, una madre de familia que sabe que la educación es el camino que cambiará el futuro de su familia.

Un docente itinerante 

Las comunidades rurales del río San Francisco se caracterizan por estar lejos una de la otra o ser dispersas, para ello Vive la Educación llevó al profesor Jhon Solis quien se mueve en las tres comunidades para facilitar el acceso a la educación secundaria.

Cuando el profesor Jhon llega a las comunidades, tanto padres de familia como estudiantes pasan la voz para alistarse a estudiar. “Ser profesor itinerante es una tarea difícil, pero siempre inspira llevar el conocimiento a comunidades y ver la emoción de su recibimiento. Al principio era difícil porque los estudiantes preferían trabajar, ahora hay más compromiso”.

El primer paso a una educación secundaria rural ha sido dado. Los estudiantes, familia y comunidad están comprometidos con la educación y esperan cumplir el sueño de que las próximas generaciones del río San Francisco reciban su grado de bachiller en su territorio.

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