La selva del Darién:

una pesadilla, no un sueño 

Boat carrying passengers crossing a body of water

Migrantes viajando en lancha desde Necoclí a Capurganá.

Migrantes viajando en lancha desde Necoclí a Capurganá.

En Necoclí, Antioquia los sueños pueden convertirse en pesadillas. Cada día, cientos de personas refugiadas y migrantes llegan a este punto en el norte de Colombia. Todas ellas intentan cruzar la peligrosa selva del Darién.

¿Por qué? mujeres, niños no acompañados, jóvenes y familias desesperadas intentan llegar al norte del continente, especialmente a Estados Unidos, en busca de seguridad y mejores oportunidades.

Texto: Tatiana Polanía y Ana Milena Ayala
Fotos: Ana Milena Ayala
Publicado: 4 de marzo de 2024

Niños sentados en la playa de Necoclí.

Niños sentados en la playa de Necoclí.

En el 2023, medio millón de personas migraron hacia el norte a través del tapón del Darién, entre Colombia y Panamá. Durante los primeros dos meses del 2024, casi 70.000 personas intentaron cruzar esta ruta.  

Solo en el 2023, personas refugiadas y migrantes de al menos 35 nacionalidades diferentes cruzaron por la selva tropical del Darién. Más de la mitad fueron ciudadanos venezolanos.  

En esta parte del mundo no existe ninguna carretera que conecte Sudamérica y Centroamérica. Las personas refugiadas y migrantes que logran cruzar por rutas informales la selva transitan por varios países centroamericanos y por México, hasta llegar a la frontera sur de Estados Unidos. Pero el camino es peligroso y un número significativo de personas está desinformada. 

¿Cincuenta cincuenta? ¿Vivir o morir? ¿Viajar o no? 

Algunas personas y familias lo arriesgan todo para cruzar la selva. Otros, a pesar de haber llegado hasta Necoclí, deciden en ese punto dar un paso atrás y no continuar la mortal y difícil travesía por la selva.  

Cuando hablamos con refugiados y migrantes en Necoclí, uno de cada 10 nos dijo que decidió desistir de su viaje por el Darién después de obtener más información sobre la ruta. Sus principales preocupaciones incluían las difíciles condiciones climáticas de la selva, los riesgos para la salud, los informes de violencia sexual, robos y la falta de un lugar seguro para dormir en el camino.  

Una familia en la playa de Necoclí, mientras espera un boleto para tomar una lancha que les permita cruzar el mar y continuar su viaje hacia Estados Unidos.

Una familia en la playa de Necoclí, mientras espera un boleto para tomar una lancha que les permita cruzar el mar y continuar su viaje hacia Estados Unidos.

People walking carrying their belongings.

Población refugiada y migrante en Necoclí.

Población refugiada y migrante en Necoclí.

A man cooking on the beach surrounded by his belongings.

Hombre cocinando en la playa de Necoclí mientras espera el tránsito por el Darién.

Hombre cocinando en la playa de Necoclí mientras espera el tránsito por el Darién.

En Necoclí, algunas personas refugiadas y migrantes pescan en el mar para alimentarse, otras lavan su ropa en el agua salada y algunas más miran hacia lo profundo del océano y piensan si deben correr el riesgo de cruzar la selva del Darién o regresar a casa.  

Grupos armados, violencia sexual, hambre, sed, agotamiento físico, animales peligrosos e infecciones virales transmitidas por mosquitos son algunos de los riesgos que enfrentan las personas al emprender el viaje. Muchos no tienen conocimiento de la situación real y son engañadas por delincuentes.  

Una revisión de la realidad

Los delincuentes frecuentemente desinforman a la población refugiada y migrante a través de las redes sociales. 32 de 40 personas con las que hablamos en Necoclí afirmaron que decidieron cruzar el Darién luego de ver contenidos en redes sociales como Facebook, TikTok o Kwai. La mayoría creía que lo que veían y oían era cierto, pero la realidad es muy distinta. 

Los delincuentes desinforman y roban

Nos trajeron aquí y nos dijeron que solo teníamos que pagar el transporte de Necoclí a Capurganá. La realidad es que el pasaje en lacha cuesta alrededor de $32.5 dólares, pero a nosotros nos cobraron $203”, nos dijo una persona.

Este viaje no es económico y si no tienes el dinero los delincuentes abusan de ti y de tu familia.  

Peor aún, Human Rights Watch ha advertido que grupos armados no estatales vinculados al conflicto armado en Colombia están regulando las rutas que pueden utilizar los migrantes y solicitantes de asilo. Ellos deciden quién puede ayudarlos en el camino, extorsionan a las personas que se benefician de los flujos migratorios y establecen reglas de conducta tanto para los locales como para los migrantes, a veces recurriendo a la violencia para hacer cumplir estas reglas. 

Estados Unidos no tiene frontera con Panamá

“Dijeron que Estados Unidos estaría al otro lado de la frontera norte de Panamá. Nunca imaginamos que tendríamos que cruzar Panamá, Costa Rica y muchos otros países para llegar a Estados Unidos", dice Sebastián.

Sebastián decidió no continuar con su tránsito, luego de entrarse de que hay más de 7.000 kilómetros entre Panamá y Estados Unidos. Regresó con su esposa y sus dos hijos a Bogotá, donde los esperaba su madre.  

La realidad es que la desinformación, las trampas y la falta de información aumentan la vulnerabilidad de las personas refugiadas y migrantes. Las necesidades humanitarias y de protección resultantes de estas situaciones son alarmantes.  

¿Cuál es la realidad?

Los delincuentes están empujando a las familias a situaciones cada vez más difíciles para obligarlas a tomar decisiones que ponen en riesgo su vida o integridad. Tres familias nos contaron cómo habían llegado a Necoclí. 

Petra standing by a pot and adding ingredients. She is surrounded by clothing hanging on the walls on lying on a nearby table.

Petra cocinando para su familia.

Petra cocinando para su familia.

Hace cuatro años, Petra y su hija se desplazaron de Venezuela a Colombia debido a la situación humanitaria y económica de su país. Ambas mujeres trabajaban en un restaurante en Colombia. A Petra le gusta cocinar y tenía un trabajo formal.  

Petra sitting on a mattress on the floor along with her family.

Petra y su familia en Necoclí.

Petra y su familia en Necoclí.

Sin embargo, información en redes sociales sobre “el sueño americano” desencadeno su decisión de viajar a Necoclí con el objetivo de migrar a Estados Unidos.  

Sebastián, su esposa y sus hijos también se desplazaron de Venezuela a Colombia. La familia vivió durante un tiempo en Bogotá, la capital de Colombia. Sebastián tenía un buen trabajo. Sus empleadores proporcionaban comida para sus hijos, recibían regalos para ellos en Navidad y apoyo financiero para su educación.  

La familia llegó a Necoclí engañada por falsas promesas del sueño americano. Sebastián estaba seguro de que sería un camino fácil, pero tuvieron que pasar 21 días durmiendo en un parque. Finalmente cambiaron de decisión y regresaron a Bogotá.  

Silhouette of a man, woman, and two children standing by a window.

Sebastián y su familia en hotel temporal en Necoclí.

Sebastián y su familia en hotel temporal en Necoclí.

Silhouette of a man and woman standing in a doorway.

Sebastian y su esposa.

Sebastian y su esposa.

Las condiciones para dormir en la playa no son nada buenas. La falta de agua potable enfermó a mi hijo, le dio una infección en la garganta y la fiebre le provocó convulsiones. Tuve que llevarlo al hospital… No sabíamos nada sobre las condiciones de este viaje” dice Alexander.

Alexander y Carolina se desplazaron con sus hijos de Venezuela a Colombia. Ambos tienen 21 años y vivían en el sur de Colombia. Tenían dificultades económicas, pero contaban con una red de apoyo.  

Family of four (father, mother, son and daughter) sitting on the lower bunk of a bunk bed smiling at the camera.

Alexander y su familia en un alojamiento temporal en Necoclí apoyado por el Consejo Noruego para Refugiados (NRC).

Alexander y su familia en un alojamiento temporal en Necoclí apoyado por el Consejo Noruego para Refugiados (NRC).

Decidieron retractarse de su idea de caminar hasta Estados Unidos porque estaban preocupados por las enfermedades. Su hijo de cuatro años sufrió una intoxicación alimentaria antes del viaje y tuvo que ser hospitalizado en Necoclí. Su salud empeoro rápidamente.

Alexander walking with his wife and children in a street in Necoclí. An NRC employee walks to the right of them. They are surrounded by trees and other people walking.

Alexander caminando con su familia en Necoclí.

Alexander caminando con su familia en Necoclí.

La falta de alimentos, agua potable, higiene, refugios y atención médica son desafíos comunes para las personas refugiadas y migrantes que llegan a Necoclí. Las necesidades de quienes viven en la playa siguen siendo críticas. 

Cuando cruzar es la única opción

Población migrante caminando hacia la embarcación para viajar de Necoclí a Capurganá.

Población migrante caminando hacia la embarcación para viajar de Necoclí a Capurganá.

Lamentablemente, la mayoría de las personas nos dijeron que la situación en su país de origen era critica o que su seguridad estaba en riesgo. La violencia también es un motivo para huir. Por lo tanto, sintieron que cruzar la selva del Darién era su única opción.  

Durante el 2023, decenas de personas murieron cruzando la selva. El número de personas desaparecidas podría ser mayor, según organizaciones de derechos humanos.  

A Panamá llegan cada día miles de personas en condiciones inhumanas. Por esta razón es urgente hacer una mayor inversión en los países de origen desde donde parten refugiados y migrantes hacia el norte del continente y mecanismos humanos y solidarios para buscar protección y oportunidades en la región.  

La comunidad internacional debe actuar

Various trousers placed on a rock formation to dry after being washed.

La población migrante que duerme en la playa seca su ropa después de lavarla en el mar.

La población migrante que duerme en la playa seca su ropa después de lavarla en el mar.

Según Naciones Unidas hay más de 7 millones de personas refugiadas y migrantes con necesidades humanitarias en América Latina y El Caribe. En el 2023, la comunidad internacional solicitó 1.700 millones de dólares estadounidenses para abordar estas necesidades. Lamentablemente, los actores humanitarios solo recibieron 21 de cada 100 dólares solicitados. Esta falta de financiación envía un mensaje equivocado a los refugiados y migrantes que esperan oportunidades en los países donde viven actualmente.  

La comunidad internacional debe ser consciente de que las políticas restrictivas no detendrán la migración. Es hora de que los países de América protejan y garanticen los derechos de las personas en movimiento. El acceso al estatus de refugiado, a la documentación, a la educación y al empleo no puede esperar más.  

Acutar con decisión y a nivel regional podría salvar vidas

El Consejo Noruego para Refugiados (NRC) está brindando ayuda humanitaria para salvar vidas a lo largo de las rutas migratorias en Ecuador, Colombia y Panamá con la financiación de la Agencia Sueca de Cooperación (ASDI). Estamos brindando información objetiva para crear conciencia sobre los riesgos mortales en la selva del Darién y en otras rutas migratorias informales en todo el continente.