Más de la mitad de las personas desplazadas del mundo viven en zonas urbanas. Aunque las imágenes de los campamentos de refugiados en zonas rurales forman la idea de muchas personas de la vida de los desplazados, esto no es el cuadro completo.
Las personas desplazadas por conflictos, riesgos naturales o una combinación de ambos a menudo se trasladan a los centros urbanos. Aquí buscan mejores oportunidades económicas, anonimato y seguridad. Sin embargo, enfrentan muchos desafíos al llegar. Muchos, debido a la falta de dinero o documentos civiles, no pueden encontrar un alojamiento adecuado y viven en barrios pobres, tienen menos acceso a trabajo, educación, servicios de salud y saneamiento, y están vulnerables a más violencia.
Se han convertido en la cara olvidada de los desplazados.
La NRC cree que su desplazamiento a largo plazo debe ser abordado como un desafío político, de desarrollo y económico, en lugar de una intervención humanitaria.
Muchas personas desplazadas en áreas urbanas ejercen presión sobre los recursos ya estresados de sus comunidades anfitrionas. Sin embargo, su llegada también puede estimular el crecimiento económico al contribuir con mano de obra y consumidores al mercado. Su presencia puede convertirse en una influencia positiva para la comunidad.
Para abordar la situación de las personas desplazadas urbanas, tenemos programas específicamente dirigidos a áreas urbanas para romper el ciclo de desplazamiento.
Etiopía
En Etiopía, bajo la ley etíope, los refugiados tienen la opción de mudarse fuera de los campamentos de refugiados, y muchos lo hacen. Sin embargo, no tienen derecho a trabajar en Etiopía. Ejecutamos un programa en Addis Abeba, la capital etíope, para satisfacer las necesidades de los refugiados eritreos. Con transferencias de dinero en efectivo, las personas pueden ahora pagar su alquiler y pasaron de comer una a tres comidas al día. También ayudamos a las personas a iniciar sus propios negocios, ya que esta es la forma más probable de que los refugiados trabajen en Etiopía.
Líbano
En Líbano, no se proporcionan campamentos formales para refugiados sirios, obligando a casi todos ellos a encontrar viviendas privadas en las ciudades. Descubrimos que la mayoría vive por debajo de los estándares de vivienda, lo que los pone en riesgo de enfermedad, y pocos tienen contratos de arrendamiento, lo que los hace más propensos a ser desalojados. Lideramos un programa en Líbano para reducir la amenaza de desalojo para los refugiados sirios dándoles información, asesoramiento y asistencia legal sobre los derechos de los inquilinos.
Todos nuestros servicios son gratuitos y se implementan sin intermediarios. Bajo ninguna circunstancia el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) solicita recursos económicos o favores a cambio de la prestación de sus servicios.
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