Cinco años después del histórico acuerdo de paz en Colombia, cerca de 5 millones de personas continúan desplazadas por el conflicto armado. Se necesita un mayor apoyo internacional para aliviar la agudización de la crisis humanitaria.
“No hay nada que celebrar para los cientos de niños, niñas, mujeres y hombres de las zonas rurales de Colombia que huyen cada día de sus hogares para escapar de la violencia armada. Para ellos, la paz sigue siendo un sueño lejano. Ahora es el momento de aumentar, no de reducir, el apoyo humanitario en Colombia”, dijo Jan Egeland, Secretario General del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).
A pesar del acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) el 24 de noviembre de 2016, la violencia armada persiste en el país. Como consecuencia este año casi que se ha triplicado el número de desplazados masivamente en comparación con el 2020.
La violencia es también una consecuencia directa de la falta de rapidez, con la que el Gobierno ha actuado, para garantizar la presencia permanente de instituciones colombianas en las zonas de difícil acceso tras la desmovilización de las FARC-EP. Muchas comunidades locales nos dicen que se sienten atemorizadas, ya que las zonas rurales que antes estaban en manos de las FARC-EP están ahora ampliamente dominadas por otros grupos armados no estatales que se disputan el control de las actividades ilícitas. Esta es una de las principales razones por las cuales, en promedio, dos líderes sociales son asesinados cada día desde la firma del acuerdo de paz.
“Después de los compromisos adquiridos hace cinco años, nada ha mejorado en nuestras comunidades. Al contrario, la situación está empeorando con más persecución, muertes, desplazamientos, falta de presencia del Estado y más grupo armado”, Jorge, un civil que recientemente fue afectado por enfrentamientos armados en el suroccidente.
Hoy, Colombia es el tercer país del mundo con mayor número de desplazados internos, sólo superado por la República Democrática del Congo y Siria. Las Naciones Unidas pueden hacer más para llegar a quienes más lo necesitan. Ante el aumento de las necesidades humanitarias, todos los actores que responden a esta situación se deberían incrementar sus recursos para ayudar a las comunidades rurales vulnerables atrapadas en el fuego cruzado.
“El Gobierno de Colombia es el principal responsable de proteger a su población. Ellos debe hacer más por las comunidades vulnerables que son desplazadas una y otra vez. El país debe abordar las causas del desplazamiento en sus territorios y reforzar la protección y la asistencia humanitaria en coordinación con el nivel local. Si no lo hace, corremos el riesgo de volver a los oscuros días de la guerra”, dijo Egeland.
El llamamiento de ayuda humanitaria de Colombia requirió 174 millones de dólares para asistir a 1,4 millones de personas en 2021. Hoy, cuando se acaba el año, solo se ha financiado un tercio de los recursos y las necesidades humanitarias siguen aumentando. La Unión Europea y sus Estados miembros, así como los países de Estados unidos, Canadá y otros donantes, deben dar un paso adelante y aumentar su financiación humanitaria para aliviar el sufrimiento causado por el actual conflicto armado.