Hace siete años, Yuly* salió de su país para comenzar una nueva vida en Colombia. Hoy, es reconocida en su barrio por buscar soluciones a las necesidades de la comunidad que la acogió.
Ahora, Yuly y mil personas más, incluyendo víctimas del conflicto armado y otros migrantes, están unidas para mejorar sus condiciones de vida.
Yuly tiene 26 años y sonríe al caminar entre los y las vecinas que se han convertido en su inspiración de cambio, ella sabe aunque contribuye los cambios solo se lograrán a largo plazo. “Siempre habrá personas que necesitan más ayuda que uno y aunque no podemos solucionar todo, ayudamos con lo que tenemos” dice.
Tanto ella como su comunidad anhelan que su barrio tenga luz eléctrica y alcantarillado y así mejorar la vida de las más de cuatrocientas familias.
Entre los cambios y la violencia
En el municipio donde vive Yuly todavía hay enfrentamientos armados y hostigamientos. En ocasiones, la población civil queda en medio de los disparos.
“Cuando empiezan los disparos, las mamás suelen decir: ‘metan a los niños debajo de la cama porque las balas atraviesan los muros de plástico’” cuenta Yuly quien explica que la mayoría de las casas son hechas con techos de lata, suelos de tierra y plásticos negros y verdes.
Buscar que la comunidad viva en un ambiente más seguro y mejorar las condiciones de vida es una labor que Yuly ha emprendido con su comunidad.
Yuly no entra en controversias con la violencia que sucede en el país ni con sus actores armados, ella prefiere concentrar sus energías en el bienestar de su comunidad.
A pesar de la situación, el amor de Yuly por aprender e invitar a más personas a que se sumen al mejoramiento de la comunidad siempre la impulsa a seguir aprendiendo y compartiendo sus conocimientos.
Yuly participa de las formaciones para el acceso a derechos, crianza con respeto, prevención y mitigación de riesgos de violencia intrafamiliar y la violencia de género que se realiza en el nororiente colombiano con la financiación de la Unión Europea y el apoyo del Consejo Noruego para Refugiados (NRC).
“Es conocer nuestros derechos lo que genera cambios” asegura.
Mi padre es mi ejemplo
Yuly no es la primera de la familia que busca mejorar su entorno. Su padre, de 60 años también hace parte de las personas que están en constante búsqueda de cambios en su barrio, uno de las zonas más vulnerables. “Mi papá está orgulloso de ser un gestor de cambios y siempre dice que tiene como tres cargos, aunque no le pagan por ninguno” cuenta Yuly divertida.
Su padre es su mayor ejemplo y también su polo a tierra, “él no quería que yo ejerciera liderazgo, pero me gusta ayudar a los demás” dice Yuly.
Juntas para transformar
Con la alegría que la caracteriza, Yuly siempre reúne a mujeres y hombres de su comunidad para replicar lo que ha aprendido y les convoca para participar. “Entre más personas obtengamos el conocimiento, más nos podemos apoyar los unos a los otros. Además, nos integramos como población colombiana y venezolana”.
Yuly ha logrado conformar un grupo de mujeres que participan cada vez más en las actividades de la comunidad “logramos gestionar algunas sillas y mesas. Aunque no tenemos un espacio comunal, es un logro para nosotras” cuenta Yuly mientras camina al lado de otra participante de las formaciones y que hace parte de su barrio.
“Donde ven a una, nos ven a todas. Nosotras sumamos” asegura sonriendo “a pesar de tantos retos que suceden, aprendemos a ser resilientes” afirma.
* Nombre cambiado