El Consejo Noruego para Refugiados (NRC) es una organización humanitaria e independiente que ayuda a las personas que se ven obligadas a huir. Protegemos a las personas desplazadas y las apoyamos mientras construyen un nuevo futuro.

Protegemos a las personas desplazadas y las apoyamos mientras construyen un nuevo futuro. Comenzamos nuestra labor de ayuda tras la Segunda Mundial. Hoy, trabajamos en crisis nuevas y prolongadas en más de 40 países.

NORCAP trabaja para proteger y empoderar mejora a las personas afectadas por crisis y el cambio climático. Colaboramos con socios en la búsqueda de soluciones para satisfacer la necesidades de las personas en el riesgo.

Recibe las últimas noticias de nuestro trabajo en terreno, entrevistas, opiniones y campañas.

¿Por qué es importante abrir las aulas ya? Comunicado público a la sociedad ecuatoriana

Publicado 08. Mar 2021

Ha pasado un año desde que los 4.4 millones de niñas, niños y adolescentes en Ecuador han enfrentado un encierro obligatorio, como parte de las medidas tomadas debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19. En este tiempo, se ha evidenciado que las consecuencias del cierre de las escuelas tienen un gran impacto en su bienestar. Está comprobado que existen menos probabilidades de contagio y transmisión entre las niñas y niños menores de 10 años y, la evidencia científica[1], muestra que no existe una relación directa entre el cierre o apertura de las escuelas y las tasas de contagio de COVID-19 en la comunidad.

¿Por qué decimos que mantener cerrados los centros infantiles, escuelas y colegios es de gran impacto para los niños, niñas y adolescentes? Lo decimos porque se han visto inmersos en una dinámica educativa que, según expresan ellas y ellos mismos, les agota ya que parecería que las tareas escolares se han convertido sino en el único, en el principal mecanismo de enseñanza–aprendizaje; además sienten que están aprendiendo menos, según lo afirman 6 de cada 10 estudiantes. Esto se expresa en que 1 de cada 6 dice no tener motivación para estudiar por las situaciones complejas que ahora enfrentan[2].

Miles de niñas, niños y adolescentes han quedado excluidos y sin posibilidad de estudiar por la falta de internet o dispositivos electrónicos. Según refieren las y los docentes,el 71% de estudiantes tiene mala conectividad y el 19% comparte el celular o sus equipos con otros miembros de su familia2.

Los datos recientes reflejan que, a pesar de haber estado matriculados, al menos 90.000 estudiantes no han podido continuar con su educación. Un 15% dice no haber tenido contacto con sus docentes en las últimas dos semanas, lo que aumenta el riesgo de abandonar el sistema educativo2.

El impacto de no asistir presencialmente a la escuela va más allá del aprendizaje. Para muchas niñas, niños y adolescentes, el complemento nutricional que entregaban en los centros infantiles y escuelas era fundamental por ser el alimento más importante de su dieta diaria.

El efecto negativo en el bienestar de niñas, niños y adolescentes tiene su rostro más cruel en la situación de violencia que muchos enfrentan en su vida cotidiana: del 17 de marzo al 12 de julio de 2020, se registraron 174 casos de maltrato a niñas, niños y adolescentes a nivel nacional. El 95% fueron en el entorno familiar y, de los cuales, el 81% de los perpetradores son los progenitores[3]. Resulta alarmante que, al menos 11 niñas y 8 niños fueron asesinados, en lo que va de la pandemia. Lo más preocupante es que estos asesinatos fueron cometidos por sus progenitores y/o por las parejas de estos[4].

Durante el confinamiento, alejados de las aulas, sin contacto directo con amigos de su edad, la salud mental de los niños, niñas y adolescentes también se ha visto afectada: 4 de cada 10 adolescentes afirman haberse sentido angustiados o muy tensionados dentro de casa2. Se han registrado 192 casos de abandono voluntario del hogar, de los cuales el 70% serían niñas, niños y adolescentes[5].

La suspensión de las clases presenciales ha afectado también al núcleo familiar, dado que en la mayoría de los casos los progenitores o las personas encargadas del cuidado nos hemos visto sobrepasados por la carga de trabajo y muchas veces sin las herramientas efectivas para acompañarles en el proceso de aprendizaje. Esto ha afectado sobre todo a las madres quienes, en su mayoría, asumen el cuidado y ahora la educación. Volver a las escuelas permitirá a las madres y a los padres reactivarse económicamente y concentrarse en el trabajo.

Para las niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad retornar a las aulas, luego del aislamiento obligatorio, es una oportunidad para recobrar la esperanza. Garantizar su acceso a las aulas y la continuidad educativa es un deber de todas y todos.

Por estas razones, levantamos nuestra voz y alertamos sobre la compleja realidad que están enfrentado las niñas, niños y adolescentes al no poder asistir presencialmente a las escuelas.  El aprendizaje ocurre cuando estamos con los otros, en un ambiente social y colaborativo.

Es momento de que el Estado tome las decisiones políticas necesarias para garantizar un retorno seguro a las escuelas y convocar a un acuerdo en las comunidades, parroquias y cantones donde las condiciones epidemiológicas lo permitan.  Creando condiciones necesarias de bioseguridad, priorizando al grupo de docentes en los planes nacionales de vacunación, que permitan retornar a las niñas, niños y adolescentes a las aulas lo antes posible.

Es nuestro deber, como organismos de la sociedad civil y organismos de cooperación, trabajar de manera conjunta con el Estado para despejar las dudas e inquietudes que tenemos desde la ciudadanía referidas a garantizar las condiciones de bioseguridad para las niñas, niños y adolescentes y de toda la comunidad educativa, reconociendo que hay distintas realidades en el país donde se podría iniciar un camino progresivo y voluntario de retorno presencial a clases.

La educación es uno de los derechos fundamentales del ser humano y no debe ser vulnerado. Somos actores primordiales para que esta crisis no deje un mayor impacto en la educación.

Es momento de poner la ley a favor de la vida, la salud y el desarrollo de niñas, niños y adolescentes en Ecuador.

Descarga el comunicado original aquí


[1] Estudio “Educación en persona y transmisión de COVID-19: revisión de la evidencia”, UNESCO y UNICEF. Diciembre 2020.

[2] Encuesta sobre la situación de las niñas, niños y adolescentes en su actual proceso educativo. UNICEF, noviembre 2020.

[3] Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen).

[4] Consejo de Protección de Derechos de Quito.

[5] Dato tomado de la Agenda nacional de las niños, niños y adolescentes: “Nuestras voces, nuestras propuestas, nuestra situación”, RODDNA, COCASEN, PACTO y COMPROMISO, 2020.

Las siguientes coaliciones y organizaciones suscribimos el presente comunicado: