En promedio cuatro de cada diez niños que habitan en las áreas afectadas por la violencia en Honduras y El Salvador no asisten a la escuela, según un nuevo reporte del Consejo Noruego de Refugiados.
La violencia en estos países de Centroamérica tiene un impacto devastador en el aprendizaje y, a menudo, provoca que la educación sea negada o interrumpida.
Los niños y los jóvenes sufren de experiencias traumáticas y la capacidad de los sistemas educativos para garantizar la educación se reduce significativamente en los lugares donde la violencia es comparable con lugares donde existe un conflicto armado.
Hoy en El Salvador y en Honduras hay riesgos de camino a la escuela, dentro de los salones de clase, y en sus comunidades.
Las bandas criminales limitan el acceso a la educación de niños y niñas que habitan por fuera de los límites de sus territorios para garantizar el control de sus territorios y evitar ser infiltrados.
Los grupos criminales hacen presencia en las escuelas; presionan e intimidan a los niños para vincularse en actividades ilícitas, o acosan sexualmente a las niñas. Las familias están siendo extorsionadas, y como consecuencia su capacidad económica se ve afectada para pagar el uniforme o los útiles escolares.
Desde hace cuatro años, el Consejo Noruego para Refugiados ha encuestado a más de 24,000 personas sobre el acceso a la educación, con el objetivo de brindar oportunidades de una educación segura a niños y niñas desescolarizados en zonas donde la violencia es alarmante. A través de estos censos hemos evidenciado que más de la mitad de los niños y niñas están fuera de las escuelas en Honduras. En El Salvador, el 40 por ciento de los niños y niñas están desescolarizados.
En estos territorios, la violencia y la pobreza representan una amenaza para la educación. En el Salvador y Honduras la mitad de las familias encuestadas no tienen servicios de alcantarillado, ni de recolección de basura en su comunidad. Las familias no se sienten seguras y solo una de cada tres familias piensa seguir viviendo en su actual comunidad. En estos sectores, encontramos que el 22 por ciento de los adultos entrevistados eran analfabetas.
Durante el proceso de recolección de información, y como consecuencia de la acción de las miembros de las bandas criminales, la organización suspendió ocasionalmente su labor, lo que ocasionó que el tiempo de implementación de esta labor se duplicara (39 días sobre 84 en total).
El futuro de niños y niñas en estos países del norte de Centroamérica está en riesgo como consecuencia de la violencia. La comunidad internacional debe reaccionar. La situación puede empeorar si no se garantiza y prioriza el financiamiento del sector educativo en estas comunidades.
Las escuelas en Honduras y El Salvador deben ser lugares seguros. Descarga los reportes a continuación: El Salvador y Honduras