“No encontré otra solución más que salir de mi país"
Testimonio de Mario, hondureño solicitante de refugio en México
"Soy de Honduras, del departamento de Choluteca. En un día de inicios de 2018, yo estaba en un negocio de mi aldea comprando alimentos, cuando unos muchachos llegaron a asaltar el lugar y me atacaron a balazos. Me cayeron cuatro disparos, pero aquí estoy contándolo porque me salvé de milagro. Lo que no sabía es que eso no era lo peor, sino el inicio de muchas anécdotas tristes.
Al recuperarme de mis heridas, me enteré de que ellos me estaban buscando, que querían matarme, así que me moví a otro lugar siempre en Honduras. En ese otro pueblo conocí a mi Claudia. Nos enamoramos y tuvimos a nuestra hija.
Regresamos a mi lugar de origen, pero me seguían acosando, así que puse la denuncia y eso complicó la situación. Ahora estaban más interesados en quitarme la vida.
Nos fuimos a otro lado (en Honduras), donde pudimos encontrar cierta paz durante unos años, pero siempre un poco escondidos, hasta que alguien les contó a los muchachos adonde estábamos. Tuvimos que huir de nuevo y yo no encontré otra solución más que salir del país. Así es como llegamos a este punto en Tapachula, México.
Nuestro viaje inició cruzando la frontera entre Honduras y Guatemala donde nos fue muy mal. No importaba que tuviéramos los pasaportes, siempre nos detenían los policías, nos bajaban del bus y nos quitaban dinero. Nos decían: “ustedes no tienen nada que andar haciendo aquí, son unas personas ilegales”. Y así varias veces. Por eso nos tardamos más de lo planeado.
Mural en Suchiate, municipio fronterizo entre Guatemala y México.
Mural en Suchiate, municipio fronterizo entre Guatemala y México.
"Regresamos a mi lugar de origen, pero me seguían acosando, así que puse la denuncia y eso complicó la situación. Ahora estaban más interesados en quitarme la vida".
México y el secuestro
Finalmente, llegamos al río Suchiate (frontera entre Guatemala y México). Nosotros veníamos sin saber nada. Al cruzar en la balsa estaba esperándonos un muchacho que luego supimos que era de un grupo criminal.
Con engaños, diciéndonos que eran un transporte seguro, nos llevaron y encerraron en una casa donde había hombres armados, nos dijeron que teníamos que pagar 2 mil pesos mexicanos (US$110 aproximadamente) por persona si queríamos salir de ahí, y nosotros éramos tres. En ese lugar había muchas personas en la misma situación, unas 150 o 180, entre niños, mujeres, personas mayores con hambre y sed. De todo.
Logramos conseguir que unos familiares nos enviaran dinero. Me llevaron a retirarlo mientras Claudia y mi hija se quedaron en la casa donde nos tenían secuestrados. Para mí fue muy triste dejarlas, pero tuve que hacerlo. Ya estábamos desesperados, muy sucios, con hambre y sed. Lo más triste es que mucha gente no tenía dinero para pagar ni nadie que les enviara, y creo que mientras no pagan no los sacan de ahí.
Al pagar, nos pusieron un sello en el brazo y nos trasladaron a un parque en Tapachula, donde nos hicieron grabar un vídeo en el que teníamos que decir que los recomendamos, que son muy buenas personas y que es un excelente trabajo el que ellos hacen. Ese vídeo que nos hicieron a nosotros y les hacen a muchas personas lo muestran a otros migrantes para engañarlos y secuestrarlos también. Así nos convencieron a nosotros.
Ya en Tapachula, pensé que unas personas que estaban en el parque podían ayudarnos a conseguir un lugar para dormir barato, así que preguntamos, pero no fue bueno. Nos recomendaron un lugar que alquilamos en 500 pesos (US$27 aproximadamente) por noche. Al tercer día no teníamos dinero ni nada para comer, así que nos quisimos ir, pero el dueño nos dijo que para irnos teníamos que pagar 500 pesos más por persona para que no nos hicieran nada si queríamos seguir nuestro viaje.
Había más gente ahí con hijos, con familias que llegaron inocentemente como nosotros, que tenían que pagar 3 mil pesos (US$150 aproximadamente), porque eran seis personas. La gente lloraba amargamente. Ahí entraban camionetas y se llevaban a quienes no pagaban. A esa gente se la llevan. Los van a encerrar hasta que les mandan el dinero.
“Nosotros salimos de Honduras con el propósito de encontrar seguridad para poder trabajar y estar tranquilos”.
Sobrevivimos
¿Cómo estoy contando esto? A nosotros nos salvó un amigo que nos contó de la posibilidad de pedir refugio aquí. Eso nos salvó, porque él les dijo (a quienes los retenían), que nosotros nos quedaríamos aquí (en Tapachula), que no seguiríamos el viaje.
Por eso estoy agradecido con ustedes, por el apoyo desde el primer día que vinimos y nos hemos sentido muy bien, de verdad. Nos ha tocado duro, a veces comemos una vez al día cuando hay oportunidad, que siempre hay gente buena que nos comparte.
Nosotros salimos de Honduras con el propósito de encontrar seguridad para poder trabajar y estar tranquilos, sea aquí en México o en Estados Unidos. Aquí (Tapachula) no nos sentimos seguros, porque estamos conscientes de que estos muchachos, estas organizaciones son grandes, y ahora que nosotros estuvimos en manos de esta gente, solo falta que ellos (los atacantes de Honduras), aparezcan aquí o se den cuenta que estamos aquí. Si eso pasa, ahí se terminó todo. Ellos se mueven mucho de Honduras, así que yo considero que son los mismos, los mismos grupos criminales desde allá. Nosotros sí corremos peligro aquí por eso.
Si lográramos el refugio, si tenemos la oportunidad, iríamos a Estados Unidos, o también nos podríamos quedar acá (en México), esperando estar seguros, pero no aquí (Tapachula) porque no nos sentimos seguros. Ellos siguen libres y la policía no pudo hacer nada allá en Honduras.
¿Que cuáles son mis sueños? Me gustaría tener mi negocio de peluquería, quiero encontrar un mejor futuro para mí, para mi esposa y mi hija, no quisiera que ella estuviera insegura. Quiero que pueda estudiar, que sea una profesional, que no sufra lo que nosotros estamos sufriendo, que pueda ayudar en el futuro a otras personas. Nos hemos arriesgado por darle un mejor futuro a ella y también queremos ser una esperanza para nuestra familia en Honduras, un canal de bendición para ellos".
"Me gustaría tener mi negocio de peluquería, quiero encontrar un mejor futuro para mí, para mi esposa y mi hija, no quisiera que ella estuviera insegura. Quiero que pueda estudiar, que sea una profesional, que no sufra lo que nosotros estamos sufriendo".
Los nombres y otros datos han sido modificados para proteger a los protagonistas de esta historia.