Voces de esperanza en medio del conflicto

Durante décadas, familias de un departamento al suroeste de Colombia han sido víctimas del conflicto armado; pero, ¿Qué pasa cuando la población no conoce sus derechos y no puede acceder a ellos?

Un pequeño grupo de mujeres y hombres comparten sus testimonios para que aprendamos de sus experiencias y cómo la historia de sus comunidades se ha transformado.

El conflicto armado en este departamento del suroccidente colombiano no se ha detenido. En el 2023 y 2024 la población civil continua siendo desplazada, asesinada, afectada por minas antipersonal. Niñas y niños siguen siendo reclutados a la fuerza.

Sin embargo, en este departamento pluriétnico, cultural y afectado por la violencia, se destacan mujeres y hombres como Rita, Ángel, Ángel María, Nancy, Ana Milena y María Esperanza quienes se capacitan y trabajan día a día para fortalecer a sus comunidades y ser la voz de aquellas personas que deben ser escuchadas.

Conoce sus historias y cómo las formaciones que les brindamos han fortalecido su trabajo comunitario y sus conocimientos sobre los derechos de las víctimas del conflicto armado.

Rita y su fortaleza de madre

Rita sonríe con su certificado en su hogar.

Cindy y sus hijos, Johan de 15 años y Mónica de 10.

"El trabajo comunitario y mi liderazgo surgió cuando mi hijo desapareció y cuando sentí la necesidad de motivar a otras víctimas para que continúen con la búsqueda de sus familiares desaparecidos"

Rita es una mujer noble, resiliente y apasionada por su labor. Desde hace tres años es presidenta de una asociación que reúne a víctimas de desaparición forzada en el departamento y que busca la verdad, la reparación y la no repetición.

Rita en su hogar.

Rita en su hogar.

Aunque Rita y su familia no han encontrado aún la verdad, expresa que se siente tranquila de ayudar a que otras personas en su territorio sí puedan acceder a ella.

Día tras día, ella sigue fortaleciendo sus conocimientos para desempeñar su labor. Así que participó en nuestras formaciones junto a otras personas de su fundación.

“Estos espacios son muy importante porque además de conocer nuestros derechos también aprendemos a expresarnos”

Rita está segura de que continuará su trabajo comunitario porque le “nace ayudar a todas las personas que han sido víctimas” como ella.

Ángel María y Ángel: herencia de cambio

Ángel María (izquierda) y Ángel (derecha) en la ceremonia de graduación.

Ángel María (izquierda) y Ángel (derecha) en la ceremonia de graduación.

Se puede decir que Ángel lleva en la sangre la pasión del trabajo comunitario. La heredó de su papá: Ángel María.

Ángel es coordinador de la mesa municipal de víctimas de su municipio, allí orienta, brinda información a la población y trabaja por restablecer los derechos de las víctimas. 

Ángel María trabaja con su comunidad para que conozcan sus derechos y los exijan.

Juntos participaron en las formaciones que les brindamos en su territorio y recibieron sus certificados en compañía de: Eulalia, madre de Ángel y esposa de Ángel María; y de Zoe, hija de Ángel y nieta de Ángel María.

Ángel y su hija Zoe

Ángel y su hija Zoe

Ángel María y Eulalia

Ángel María y Eulalia

"Ahora sé cómo valer mis derechos, los de las comunidades y de las víctimas. Sé realizar un derecho de petición, una acción de tutela y tengo claro a qué entidad pueden ir las personas para acceder a sus derechos"
Ángel.

Él está seguro de que quiere continuar siendo “la voz de las personas que callan la verdad y que sufren”, así que seguirá trabajando para y por las víctimas del conflicto en su territorio.

Ana Milena: 10 años de empoderamiento y cambio

Ana Milena, nació en Putumayo y aunque estuvo fuera del país por varios años, regresó a Colombia con la convicción de trabajar con las personas de su comunidad.

 Ella lidera su fundación de mujeres víctimas del conflicto armado, donde trabaja para que ellas conozcan sus derechos, participen en formaciones y accedan a oportunidades y medios de vida.

 Ana Milena es una mujer apasionada, alegre y que trabaja por dejar huella en su territorio para brindar un mejor futuro a su familia.

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Ana Milena muestra los diferentes certificados que ha recibido de sus capacitaciones y la identidad de su organización de mujeres.

Ana Milena muestra los diferentes certificados que ha recibido de sus capacitaciones y la identidad de su organización de mujeres.

Durante diez años ha realizado labores comunitarias y se ha capacitado para fortalecer su liderazgo y sus conocimientos. Así que participó en nuestras formaciones para seguir fortaleciendo con su labor.

“En las formaciones aprendí sobre nuestros derechos como víctimas y sobre qué es una emergencia humanitaria. Esto me ayudó a conocer más para orientar a otras personas”, mencionó.

"En las formaciones aprendí sobre nuestros derechos como víctimas y sobre qué es una emergencia humanitaria. Esto me ayudó a conocer más para orientar a otras personas"
Ana Milena

Su sueño es que las 60 mujeres que hacen parte de su fundación se empoderen, conozcan sus derechos, emprendan y lideren sus comunidades.

Nancy: la voz de su comunidad indígena

Nancy con su diploma

Nancy con su diploma

Nancy recibió su título y lo compartió junto a su mamá, que es la maestra artesana de su comunidad indígena y quien expresó sentirse muy orgullosa por los logros de su hija.

Ella está segura de que esta formación es solo un pequeño paso para seguir fortaleciendo sus capacidades y poder continuar trabajando para que su comunidad acceda a sus derechos.

María Esperanza y su trabajo por las mujeres

Por más de 20 años, María Esperanza ha trabajado en pro de las mujeres de su departamento.

Actualmente es vicepresidenta de una organización de mujeres, secretaria del consejo comunitario de mujeres de su municipio y adicional, ocupa otros cargos donde trabaja por los derechos de las víctimas de violencia de género y del conflicto.

“Durante años hemos promovido que la calidad de vida de las mujeres sea mejor. Así que seguiremos trabajando para que accedan a medios de vida”, dijo.

María Esperanza se capacitó y el día de su graduación estuvo con su hija, Evelyn, quien además de acompañarle en algunas de las formaciones, también estuvo allí cuando María sostuvo el diploma en sus manos.

“No tenía conocimiento sobre la ley 1448 de 2011, así que actualmente estoy haciendo incidencia por las víctimas”, mencionó.

María Esperanza sueña con que las mujeres en su territorio tengan más apoyo y puedan seguir recibiendo capacitaciones y formaciones.

Nuestra asistencia

En Putumayo, a través de las escuelas formativas ‘Aprendiendo y enseñando’, 'Empoderamiento y transformación' y ‘Defensa por la vida’, brindamos capacitación a más de 70 mujeres y hombres sobre los derechos de las víctimas del conflicto armado, las rutas a las que pueden acceder las víctimas y los diferentes mecanismos para exigirle al Gobierno que cumpla con sus obligaciones.

Promovemos la protección de las comunidades y el conocimiento de sus derechos en territorios afectados por el conflicto armado en Colombia con el apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).