Diario el Heraldo (Honduras) – “Para mí es importante volver a estudiar. Allá afuera no es igual que acá adentro. Tal vez aprenda algo para sobervivir o tal vez las matemáticas cambien mi futuro”, afirma Juan, 13 años. El adolescente catracho elige sus palabras con cuidado, mientras mueve rápidamente el lápiz que sostiene con la mano derecha, sentado en un pupitre en una de las aulas de clase conde el Consejo Noruego para Refugiados ha iniciado su programa de Educación.
La desescolarización es una realidad en Honduras. Cientos de niños, niñas y adolescentes no tienen acceso al derecho de la educación. Las condiciones desfavorables, en zonas de alta vulnerabilidad, han alejado a una generación del espacio seguro de aprendizaje que solía ser la escuela. En general esta situación influye en el futuro de la niñez, limita el desarrollo e impide a largo plazo la construcción de un proyecto de vida.
La respuesta del Consejo Noruego para Refugiados para pomover el derecho a la educación está dando sus primeros frutos. En el marco del proyecto “Espacios Protecotres de Aprendizaje para niños, niñas y adolescentes en Honduras” financiado por el Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), se han identificado más de 160 niños, niñas y adolescentes desescolarizados en zonas de alta vulnerabilidad. Su búsqueda activa puerta a puerta y su partición en los programas pueente pretnede promover el retorno a la escuela. La cooridnación con la Secretaría de Educación ha sido fundamental para brindar oportunidad de acceso a espacios protectores de aprendizaje.
El derecho a la educación debe garantizarse. “Es importante que estos niños, niñas y adolescentes reciban una educación porque lo necesitan; porque sond e escasos recursos y a dirario, son testigos de las situaciones adversas que se desarrollan ante sus ojos” dice Christian Visnes, Director del Consejo Noruego para Refugiados. A largo plazo la educación no sólo protege a los niños, niñas y adolescentes fretne a los peligros inmediatos, sino tambien contra las amenzas futuras.
El Estado Hondureño debe garantizar el derecho a la educación, mientras que las familias, la sociedad civil y la ocmunidad deben apoyar el proceso de transformación que inicia en las aulas de clase. “La escuela debe ser verdaderamente un espacio promotor y vigilante del cumplimiento de los derechos de las niñas y niños, espeicalmente el derecho a la educación de calidad, junto con la comunidad educativa debe crear un ambiente favorable en el que los niños y niñas se sientan seguros.” Afirma Susana, tutora del Consejo Noruego para Refugiados que apoya la implementación de programas puentes.
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