El Consejo Noruego para Refugiados a propósito del Día Mundial Humanitario quiere resaltar el gran valor de las actividades que de carácter humanitario en Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela para brindar, sin discriminación alguna, asistencia y protección a desplazados y personas en necesidad de protección internacional, con el fin de preservar su integridad física, su dignidad y la exigibilidad de derechos. Mientras persista el conflicto armado interno en Colombia, las violaciones e infracciones de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, el desplazamiento forzado y otras formas de agresiones contra la población civil, la ayuda humanitaria seguirá siendo necesaria, sobre todo en aquellas zonas en donde las condiciones y el contexto de violencia impiden, limitan o restringen el acceso del estado colombiano. Adicionalmente a los 5.7 millones de desplazados internos, registrados en el marco del conflicto armado colombiano (según fuentes oficiales), se siguen presentando homicidios de civiles y otras violaciones e infracciones de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, como el reclutamiento de menores, la violencia sexual, el empleo de minas antipersonal, el confinamiento de población civil y asesinatos de líderes de población desplazada, defensores de derechos humanos y líderes de restitución de tierras. En este contexto, es precisa una activa protección, prevención y asistencia humanitaria bajo los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia. Pese a los esfuerzos del Estado, en Colombia hay población civil víctima de este conflicto que no logra ser ni protegida, ni atendida. Las dificultades para la entrega de ayuda humanitaria a algunas de las zonas y el control territorial de los grupos armados no estatales en las regiones en las que se concentra la violencia, limitan y restringen la acción del Estado. En este escenario, siguen siendo las mujeres, niños, niñas, jóvenes, indígenas y afrocolombianos las poblaciones particularmente vulnerables que sufren de manera desproporcionada el impacto de esta situación del conflicto. Por otra parte, La violencia generada en el marco del conflicto armado en Colombia y sus graves consecuencias humanitarias siguen causando el desplazamiento forzado de colombianos hacia países vecinos como Ecuador, Panamá y Venezuela. En la medida en que el número total de personas buscando protección internacional en los países vecinos continúe aumentando las posibilidades y retos para brindar una adecuada y oportuna ayuda humanitaria van a ser cada vez mayores. Es necesario que frente a la situación actual se incremente a un más la apertura y voluntad política de los gobiernos y de las instituciones locales que están recibiendo estos flujos de población que solicita protección, con el fin de lograr centrar una atención humanitaria consistente con los principios humanitarios, no restrictiva, imparcial y sin discriminación. Para garantizar la entrega de ayuda humanitaria y el goce efectivo de derechos, es necesario que los estados asegure el cumplimiento del principio de humanidad y garanticen un enfoque de derechos en su acción que sea acorde con el derecho internacional humanitario. Desde una perspectiva humanitaria, la ayuda no sólo consiste en la libertad de acceder a la población afectada por el conflicto, sino primariamente en garantizar el acceso de la población civil al resgistro, a una ayuda imparcial y neutral, sin otro interés que el de salvar vidas y aliviar el sufrimiento, y de proteger a la población de nuevas agresiones. La protección y asistencia provistas bajo principios humanitarios y un enfoque de derechos constituyen hoy en día la única esperanza para cientos de miles de personas confinadas, amenazadas, desplazadas y buscando protección internacional. La acción humanitaria neutral, imparcial e independiente, constituye una necesidad y una obligación que debe ser respetada por el Estado Colombiano, y los Estados vecinos en Ecuador, Panamá y Venezuela y complementada por las organizaciones internacionales.
Independencia
La acción humanitaria debe ser autónoma de los objetivos políticos, económicos, militares u otros que cualquier actor pueda tener respecto a las zonas donde se estén ejecutando medidas humanitarias.
Imparcialidad
La acción humanitaria debe llevarse a cabo en la función de las necesidades, dando prioridad a los casos más urgentes y sin hacer distinciones por motivos de nacionalidad, raza, sexo, religión, opiniones políticas o de clase.
Neutralidad
Los actores humanitarios no deben tomar partido en las hostilidades ni en las controversias de orden política, racial, religiosa o ideológica.