“Nosotras somos mujeres ruralanas, mujeres rurales-ciudadanas y esa palabra significa mucho para nosotras: somos el tejido, la protección y el amor en la comunidad”
Patricia Gómez*, líder comunitaria.
Con el apoyo y fortalecimiento promovido por NRC en Magdalena, comunidad víctima del conflicto armado en el Municipio de Pueblo Viejo obtiene apoyo para desarrollar proyecto propio de reparación a víctimas de violencia sexual.
El conflicto armado llegó a la pequeña comunidad del Municipio de Pueblo Viejo en Magadalena en el año 2000, el desplazamiento masivo fue la única opción de decenas de familias que huyeron después del asesinato de dos de sus hombres y los ataques de violencia sexual que marcaron a más de 30 niñas, niños, mujeres y jóvenes; después de 13 años de tocar puertas, la comunidad finalmente fue reconocida por el Estado Colombiano como víctima colectiva de desplazamiento y despojo de su territorio.
“Lo que han hecho con todas las actividades es darnos más fortaleza y ahora sabemos cómo podemos reclamar nuestros derechos” Patricia Gómez
A partir del 2014, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) con la financiación del Norwegian Ministry of Foreign Affairs (MFA) inicia el acompañamiento a la comunidad para fortalecerla en el conocimiento de sus derechos en Restitución de Tierras y facilitar su reconocimiento como víctimas del conflicto armado a través de la toma individual de declaraciones y la asistencia legal en Ley de Víctimas.
Liberando a las sobrevivientes
A pesar de los años, las heridas de las víctimas de violencia sexual de la comunidad aún siguen presentes en la vida de mujeres, niños, niñas y jóvenes que vivieron este doloroso episodio. Es por ello que durante el 2015, el Consejo Noruego para Refugiados con la financiación de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) brindó acompañamiento jurídico y psicosocial a más de 30 mujeres que ahora son quienes lideran el cambio social de su comunidad. A través de actividades para la recuperación emocional, las mujeres sobrellevarán afectaciones que dificultaban su calidad de vida así como ansiedad y depresión ocasionadas por vivencias relacionadas con el conflicto armado.
“Yo no era capaz de ver la cara de mis hijos y decirles que yo había sido víctima. El miedo de ser señalada hacía que yo nunca dijera nada, siempre callada” Patricia Gómez
Talleres grupales desde la relación mente-cuerpo, ejercicios de respiración y actividades simbólicas vinculadas con el arte y la música fueron algunas de las metodologías empleadas para que las mujeres se renovaran y desarrollaran herramientas para enfrentar su “nueva vida” y así re-construir su presente para plantearse metas a futuro. Adicionalmente, los ejercicios de identificación de riesgos y factores protectores, el conocimiento sobre los Derechos de la Mujer y las rutas de atención reforzaron su reconocimiento jurídico como sobrevivientes de violencia basada en género y facilitan el acceso a la justicia. De acuerdo con Patricia Gómez, como resultado de este fortalecimiento “Ahora las mujeres ya nos sentimos más liberadas de ese peso de haber sido víctimas de violencia sexual. Antes nos sentíamos culplables, como si nosotras hubieramos sido responsables, pero ahora podemos levantar la frente y poco a poco ya muchas han perdido el miedo de denunciar”
Pasos firmes hacia el futuro
Actualmente, Patricia Gómez, una de las mujeres que siempre guardaba silencio, ahora lidera su comunidad; con el acompañamiento técnico del Programa de Violencia Basada en Género de NRC la comunidad propuso el proyecto: Mujeres Ciudadanas Rurales “por el derecho de equidad de género para mujeres víctimas del conflicto” y fue presentado a la convocatoria abierta por CODHES a finales de 2015. El proyecto llevará acabo iniciativas para minimizar el impacto del conflicto armado, a través de la reconstrucción del proyecto de vida de más de 30 mujeres sobrevivientes de Violencia Basada en Género y sus familias. Esta iniciativa de participación y reparación colectiva, representa un primer paso en firme para las mujeres de la comunidad que luego de ser fortalecidas y apoyadas por la labor de NRC se apropian de sus procesos obteniendo resultados para soluciones duraderas.
Grandes retos por afrontar
La comunidad aún enfrenta grandes retos como el desempleo, el acceso a la alimentación y la vivivienda, sin embargo, continúan avanzando en el proceso para la restitución de sus tierras, esta vez con mayor fortaleza y apropiación. El trabajo realizado con NRC además de fortalecer a la comunidad, también ha abierto caminos para ser escuchados y mantener vivos los sueños de hombres y mujeres en la consolidación de proyectos productivos para formar parte de la paz en su territorio.
“Ahora estamos más fortalecidos para exigir nuestros derechos y las mujeres ya podemos levantar la frente al caminar” Patricia Gómez.
*Los nombres han sido cambiados por motivos de confidencialidad.