“Cuando sea grande quiero ser como ustedes, que ayudan a la gente y a los niños. Nos traen estos bolsos tan bonitos con cuadernos y útiles para que no dejemos de ir a la escuela, porque todos tenemos derecho a estudiar”. Laura Gómez tiene 11 años y cursa grado cuarto de primaria en la escuela Burgama, zona rural del municipio de San Calixto en la región del Catatumbo (Norte de Santander). Laura dejó de asistir a la escuela luego de que una noche se escucharan varias explosiones que asustaron a todos los habitantes en la vereda. Para proteger sus vidas, ella, su familia y las familias vecinas se vieron obligadas a desplazarse. Algunas familias desplazaron al casco urbano del municipio y otras como la familia la de Laura se desplazaron a casas de familiares en la misma vereda. Al día siguiente las explosiones y combates continuaron y Laura tuvo que quedarse en casa y faltar a la escuela. “Yo vivo con mis abuelos, mi papá y mis hermanos mayores, ellos quieren que yo estudie y que me vaya bien en la escuela para que pueda salir adelante, pero cuando suenan los bombazos todos nos asustamos y mi abuelito me dice que no puedo ir a la escuela porque uno no sabe que vaya pasar en el camino y les da miedo que me pase algo, a mi también me da mucho miedo, pero no me gusta faltar a la escuela”. Estas acciones armadas son recurrentes en la comunidad de Burgama. Una base militar, a escasos 100 metros de la escuela, es atacada por los grupos armados ilegales que operan en la zona; situación que afecta de manera directa a niños, niñas y maestros de la escuela. La maestra de Laura dice que cuando estas acciones armadas ocurren, al día siguiente los niños y niñas no asisten a la escuela y que en algunas ocasiones ha tenido que suspender clases por al menos una semana. El pasado 24 de abril en el marco del desplazamiento forzado del que fue victima la comunidad de Burgama, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), gracias a los Fondos de Respuesta en Emergencia (ERF) accede a la zona para brindar atención humanitaria y responder de manera rápida a las necesidades educativas en la emergencia; con el fin de garantizara la pronta reactivación de las actividades académicas y la adaptación de la práctica pedagógica de los maestros a las necesidades de protección, bienestar físico y emocional de los niños y niñas. Dos semanas después, luego del trabajo constante de respuesta en la emergencia, el Consejo Noruego para Refugiados vuelve a la escuela. Laura está sentada junto a los demás niños y niñas jugando con la jenga de números, los rompecabezas, el parque, los títeres. “Hemos leído el príncipe feliz”, dice Laura, uno de los cuentos de la maleta pedagógica que entregó NRC a la escuela y que se prepara especialmente para responder a situaciones de conflicto. Los niños y las niñas han escrito en sus nuevos cuadernos cuentos con el apoyo de la maestra, quien ha implementado nuevas y entretenidas actividades para motivar a los niños y niñas a asistir al espacio educativo y a continuar sus vidas luego de la situación de desplazamiento. “Me gustó mucho que nos dieran este bolso con los cuadernos y los lápices, pero lo que más me gustó fue el libro para colorear, los colores y el otro libro de sopas de letras, porque ahora cuando pasa algo y mi abuelo me dice que mejor no vaya a la escuela, yo me entretengo en la casa pintando en el libro y eso me ayudado a que se me pase el miedo, porque cuando me pongo a pintar se me olvida lo que pasa y me pongo feliz otra vez”. Dice Laura Luego de la explicación una sonrisa se dibuja en el rostro de Laura. Esa sonrisa es la mejor recompensa a la labor de las organizaciones que se coordinan para trabajar de la mano y lograr que niños y niñas en medio del conflicto armado puedan decir que “pintando la alegría va asomando”. Sin embargo, las acciones armadas recurrentes también representan un reto para las instituciones locales, la fuerza pública y las organizaciones que complementamos la labor del Estado. Es fundamental que en casos como el de la vereda Burgama se posibiliten a estas comunidades, a los niños y niñas un escenario de protección adecuado y soluciones duraderas. Redacción Nota: Marcela Moreno Edición: David García Foto: NRC/Marcela Moreno