Después de 5 años de trabajo conjunto entre RECOMPAS y NRC con las comunidades afrocolombianas en Cauca y Nariño, el Ministerio de Educación Nacional aprobó el Modelo Etnoeducativo para Comunidades Negras de Pacífico Colombiano.

“Llegamos a una enseñanza propia, aprendimos de dónde éramos nosotros, de dónde venimos como negros y afro que somos y a rescatar la identidad cultural. Trabajamos mucho con la comunidad para conocer la historia de nuestros pueblos, nuestros ancestros y las medicinas tradicionales”. Así narra Clementina su experiencia en el bachillerato Etno-educativo que le permitió cumplir su sueño de ser bachiller; este bachillerato formó parte del conjunto de experiencias que aportaron a la creación del Modelo Etnoeducativo Flexible aprobado por el MEN. Clementina a sus 26 años vivía en la vereda El Salado – Tumaco a una hora a pie de la escuela más cercana, trabajaba entre semana, debía cuidar de su casa y la fuerte concepción cultural de que las mujeres solo deben ocuparse del hogar detuvieron sus estudios durante 15 años; al igual que ella, miles de niños, niñas y jóvenes de la costa Pacífica encuentran obstáculos para acceder a su derecho a la educación.

De acuerdo con Migdonio Palacios, coordinador técnico del modelo étno-educativo – RECOMPAS, el sistema tradicional de educación no está llegando a las veredas donde se encuentra la población afro, generando vacíos en la educación de cientos de niños, niñas y jóvenes. Adicionalmente la educación regular no reconoce las necesidades propias del proyecto de vida de la comunidad, la cultura local y los saberes ancestrales creando la urgente necesidad de una propuesta mejorada.

En este escenario NRC y RECOMPAS inician su labor de recolectar las necesidades y prioridades de las comunidades durante 5 años para consolidarlas en un modelo etno-educativo enfocado en la población afrocolombiana de la costa Pacífica. “Es la primera vez en Colombia que se construye un modelo educativo con y desde las comunidades. Generalmente los modelos flexibles en Colombia se han construido en los fríos escritorios de la capital de la República” asegura Migdonio.

Las tres apuestas que diferencian el modelo etno-educativo consisten en: El reconocimiento de las sabedoras y sabedores de las comunidades como un recurso pedagógico a través de la tradición oral; la gran importancia que cobra el territorio enfatizando en la protección de la biodiversidad, y la formación de jóvenes que se reconocen y definen como afro-descendientes, que respetan, promueven y valoran su cultura.

“Había una materia que se llamaba gobernabilidad y me permitió conocer cómo era un verdadero líder y las pautas para liderar un proceso organizativo lo que me abrió mucho las puertas dentro mi comunidad, así llegué a ser la presidenta del comité de mujer en la vereda” cuenta Clementina que actualmente tiene 32 años, desea convertirse en docente a través de la licenciatura en etno-educación y es una gran líder que llena de confianza a las mujeres de su comunidad para estudiar, luchar contra la violencia de género y formar parte del cambio de su territorio.

Actualmente el modelo ha sido implementado en el municipio de Tumaco con apoyo del Consejo Noruego para Refugiados y la financiación de Canadá, permitiendo la etno-alfabetización de 257 personas y la promoción de 267 bachilleres con muy buenos resultados en las pruebas ICFES.

“Este Modelo Etno-educativo Flexible es un regalo de NRC, Canadá y RECOMPAS para Colombia”.

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