La educación es, cada vez más, considerada como un elemento clave para la construcción de una paz duradera después del conflicto. Entre 1989 y 2005, se firmaron en el mundo 144 acuerdos de paz (totales o parciales) en 46 conflictos armados. Entre los acuerdos totales, un 70% contenía provisiones relativas al sector de la educación. Pero la incorporación a un acuerdo no garantiza lo más importante: que exista una estrategia para promover la educación como motor de la construcción de la paz y que ésta se aplique con recursos y voluntad política suficiente.
“O el Estado colombiano consigue proyectarse sobre el territorio a través de la educación para generar cambios reales y oportunidades para los territorios rurales afectados por el conflicto, o la violencia podría perpetuarse y generar un nuevo ciclo de violencia y frustración” Profesora zona rural de Tumaco.
La debilidad institucional y el conflicto confluyen en la difícil situación de la educación rural en materia de acceso, permanencia y calidad. Más de un 20% de los niños y adolescentes rurales entre 5 y 16 años no van a la escuela, porcentaje que se incrementa al 73,7% entre los 17 y 24 años. La mitad de los niños, La educación es el medio de transformación social adolescentes y jóvenes rurales no llega a superar el quinto grado y con frecuencia las comunidades más afectadas por éstas situaciones son poblaciones étnicas.
Estos niños, niñas y jóvenes de comunidades étnicas deberían encontrar más oportunidades de acceso al sistema escolar. Las soluciones de fondo en éstos territorios deben acercarse aún más a las poblaciones que más las necesitan para responder a los retos de permanencia y deserción. Para ello, Colombia debe asumir un esfuerzo importante en materia institucional, de voluntad política e inversión en educación rural que la transforme en un hacedero de oportunidades y un dividendo de paz.
A través del proyecto Vive la Educación, continuamos realizando esfuerzos significativos para que los lazos de confianza entre las comunidades afrocolombianas en Nariño y Cauca se fortalezcan a través de la promoción de garantía del derecho al acceso a una educación de calidad y pertinente, que resulte en una verdadera forma de construcción de Paz.