Aslhey enciende el teléfono, abre el reproductor de música y suena la canción “En el fogón de mi mamá”. Así comienza la mañana de una madre venezolana que llegó a Colombia sola con sus tres hijos.
“Me gusta mi tierra, pero lastimosamente no puedo estar allá. Me hace falta, pero por la estabilidad de mis hijos prefiero estar aquí”, cuenta Aslhey quién luego de cuatro años de buscar empleo en el país que la acogió, finalmente, logró acceder a un trabajo formal.
Escucha la canción mientras lees su historia.
Pa’lante es pa’llá
Aslhey cuenta el momento que vivieron en el programa con la fotografía que sostiene en la mano.
Aslhey cruzó diferentes caminos con sus hijos para llegar a Colombia. Caminaron decenas de kilómetros. Cuando podían tomaban buses en los que se disponían de un solo asiento para los cuatro -por los limitados recursos económicos-, muchas veces Aslhey viajaba de pie con su hijo mayor de ocho años y solo las niñas pequeñas de uno y tres años se sentaban.
Llegaron a Pamplona, un pequeño municipio a pocas horas de la frontera con su país. Allí ella trabajó de manera informal haciendo el aseo en una casa de familia. Pasado un mes decidieron iniciar su rumbo hacia Bogotá.
“Yo venía con temor, venía con miedo. No sabía a lo que me iba a enfrentar”; sin embargo, a Aslhey siempre la motivó la esperanza “yo me decía pa’lante’ es pa’llá”, recuerda ahora con una sonrisa.
Atrás dejó su país, pero todos los días recuerda los colores frescos de su pueblo y los sonidos del arpa que ahora solo escucha a través de su teléfono.
Informalidad
Comenzar desde cero en un lugar desconocido no es fácil, pero Aslhey tenía una meta clara: darles un futuro a sus hijos que han crecido: Steven tiene 12 años, Sarai 7, y Maggi de 5.
Aunque en su país era técnica en farmacia, en Colombia solo lograba trabajos informales como mesera, haciendo oficios de hogar o cocinera en restaurantes “…o lo que me pusieran a hacer” dice.
En ciudades como Bogotá, la informalidad laboral de personas refugiadas y migrantes continúa siendo preocupante. Al menos 8 de cada 10 personas no cuentan acceso al sistema de seguridad social, según NRC en su informe: Quedarse no Rendirse.
El trabajo informal puede afectar el acceso a una remuneración justa, al sistema de salud e incluso a un lugar de vivienda digno.
Con los trabajos informales, Ashley completaba turnos de 12 horas para asegurar que sus hijos tuvieran un plato de comida y un lugar donde dormir, sacrificando el tiempo junto a ellos.
Con una expresión nostálgica, recuerda que a veces su comida dependía de lo que le daban en los restaurantes y que no siempre se podía asegurar el alimento.
Tampoco tenían acceso a la salud, ni ella ni sus hijos.
Ashley se enfrentó a retos que nunca imaginó, pero en el camino fortaleció su resistencia y logró salir adelante gracias a su resiliencia.
Emprender un nuevo camino está en su ADN
En el 2023, Aslhey conoció y recibió el apoyo del Consejo Noruego para Refugiados que le bridó asistencia y fortaleció sus capacidades para obtener un trabajo formal.
Aslhey desconocía el proceso para aplicar a un trabajo en Colombia, cómo presentarse a entrevistas y cómo escribir su currículo.
Con el programa, Aslhey aprendió habilidades que le ayudaron en procesos de selección, a destacar sus habilidades en una entrevista de trabajo y presentar su hoja de vida. “Lo más importante que aprendí fue a tener confianza en mí, en quién soy”.
Mientras ella se preparaba, en la ONG se establecieron conexiones con empresas que contratan de manera formal a personas refugiadas y migrantes.
Finalmente, después de cuatro años en Colombia, Aslhey logró obtener un empleo formal en una compañía textil lo que está mejorando su vida y la de su familia en el país.
Un lazo que la mantiene unida a su país
Aslhey con su uniforme de trabajo en la empresa textil. Foto compartida por la protagonista.
Tener este empleo le revive experiencias buenas del pasado: en Venezuela, su primer empleo de juventud fue en la misma empresa de venta y confección de ropa que hoy es su primer empleo formal en Colombia.
“Esta empresa, Dugotex, es como parte de mi vida en Venezuela”, cuenta con brillo en sus ojos.
Ahora, Aslhey puede ir a casa, recoger a sus hijos de la escuela y disfrutar más tiempo con ellos. Toda la familia tiene acceso sistema de salud.
Haciendo hogar en otro lugar
Aslhey siempre lleva fotografías de sus hijos en el celular y los muestra con orgullo.
En sus descansos, escucha esa canción que la hace sentir en su país. Canta la melodía que le recuerda a su abuela y que le da seguridad de que “el sol de mañana brillará más fuerte”.
Ashley ha encontrado tranquilidad, ayuda a sus hijos con sus tareas, los guía y les habla de siempre soñar en grande.
Ya no tiene miedo, y siente que puede disfrutar cómo sus hijos crecen en un país que ya no les es ajeno.
Aslhey habla de sus hijos mientras muestra quiénes son.
Nuevas raíces
“Quiero estudiar comunicación social, trabajar en una oficina o en algo que me permita ayudar a las personas”, dice Ashley que se siente más segura de sí misma y sueña con seguir creciendo.
Ella les enseña a sus hijos a querer a Colombia y Venezuela como suyos.
A veces hace ‘cachapas’ (receta a base de queso y maíz) o ‘quesillo’ (postre de leche con caramelo) para recordarles a sus hijos y a sí misma que a Venezuela la llevan en el corazón.
Se ríe y ve la mezcla cultural de los dos países cuando sus hijas menores y su hijo mayor discuten si usar palabras colombianas o venezolanas para las cosas como ‘trapero’ o ‘coleto’.
Desde el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), una ONG internacional y sin ánimo de lucro, seguimos trabajando gracias a la financiación del Bureau for Humanitarian Assistance (BHA de USAID) para que más mujeres migrantes cabezas de hogar tengan una experiencia como la de Aslhey y puedan obtener una oportunidad de empleo formal en Colombia. Nuestro proyecto de ADN Dignidad seguirá llegando a cientos de personas refugiadas y migrantes para mejorar su calidad de vida.
ADN Dignidad
ADN Dignidad, es un programa de ayuda humanitaria con el que brindamos asistencia humanitaria a la población vulnerable migrante proveniente de Venezuela, población colombiana retornada y en comunidades de acogida para que accedan a bienes y servicios básicos que contribuyan a aliviar sus necesidades y promuevan su integración en la sociedad colombiana.
Nuestro objetivo es proteger y salvar vidas, aliviar el sufrimiento humano y reducir los impactos sociales y económicos de la situación en Venezuela sobre poblaciones vulnerables.
El programa es implementado por Acción contra el Hambre, el Consejo Danés para Refugiados (DRC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) con financiación de la Oficina para la Asistencia Humanitaria de USAID (BHA).