Kahanbu Mastayabo (derecha) hace sus compras en el mercado en Kanyabayonga, una pequeña ciudad al este de la RDC en abril de 2017. Mastayabo y su familia han huido de su hogar, pero con el dinero de las tarjetas de vales electrónicos pueden comprar lo que necesitan. Foto: Christian Jepsen/NRC

Cómo el Consejo Noruego para Refugiados proporciona ayuda inteligente.

Kahanbu Mastayabo está al frente de un puesto de venta. “Compremos un poco de este aceite”, sugiere a su esposo.

A medida que el sol del mediodía aparece entre las nubes, abre un paraguas para proteger de los rayos abrasadores a su hija de cinco meses, Esther. La joven madre y su esposo están haciendo sus compras en un mercado temporal a las afueras de Kanyabayonga, una pequeña ciudad al este de la República Democrática del Congo (RDC). El mercado está organizado por el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) y la Dirección General de Protección Civil Europea y Operaciones de Ayuda Humanitaria (ECHO, por sus siglas en inglés).

Acuerdan comprar cinco litros de aceite y pasan su tarjeta de pago electrónico al comerciante, quien sostiene la tarjeta frente a un escáner de smartphone. Después de que Mastayabo ingresa su código personal en la pantalla para confirmar la compra se descuenta un total de USD 3.79.

“Este tipo de pago es muy nuevo para nosotros, pero nos gusta el sistema y no hemos tenido problemas”, explica la mujer de veintiséis años.

Al igual que la mayoría de las otras familias recién desplazadas en la RDC, la familia se está esforzando por llegar a fin de mes. Trabajan en los campos por un pago de 1.500 francos congoleses (USD 1.10) al día, lo que apenas cubre la comida y la renta.

Kahanbu utiliza la tarjeta personal de bonos  electrónicos que recibió de NRC para pagar sus productos. La tarjeta se escanea con un smartphone para confirmar cada compra. La pantalla muestra cuánto dinero se ha gastado y cuánto queda. Foto: Christian Jepsen/NRC

Nuevos tiempos para las personas desplazadas

Con el dinero en efectivo de las tarjetas y bonos electrónicos, proporcionados por NRC y ECHO, Mastayabo y su esposo pueden comprar exactamente lo que la familia necesita.

 ¿Qué es la ayuda basada en efectivo?

Es una ayuda humanitaria en forma de dinero en efectivo o bonos distribuido a personas o comunidades. Este tipo de ayuda les permite adquirir los alimentos, productos y servicios exactos que necesitan.


Entregamos dinero en efectivo de las siguientes maneras:


  • Transferencias electrónicas, en las que una persona desplazada puede recibir una transferencia en efectivo a través de la tecnología, como teléfonos inteligentes o tarjetas de pago electrónicas.
  • Bonos, que se pueden intercambiar por una cantidad o valor específico de bienes o servicios.

El dinero en efectivo viene con diferentes tipos de condiciones y restricciones:


  • Subsidios en efectivo incondicionales se basan en las necesidades y las personas no tienen que hacer nada para recibirlos.
  • Subsidios en efectivo condicionales, que una persona debe ganar a través de ciertas actividades como trabajar o ir a la escuela.
  • Subsidios en efectivo sin restricciones, que una persona desplazada puede usar para cualquier cosa que elija.
  • Subsidios en efectivo con restricciones están designados para un uso específico o para comprar un artículo específico.
  • Subsidios en efectivo multipropósito son transferencias regulares o únicas en efectivo que se supone deben cubrir las necesidades de una familia para la comida, el alojamiento, la educación, la salud, el agua y saneamiento y medios de subsistencia. La familia es libre de usar el dinero como deseen.

NRC, NORCAP, UNHCR, ODI

La naturaleza de las crisis humanitarias ha cambiado en los últimos 20 o 30 años. De los 65 millones de personas desplazadas actuales, la mayoría no vive en campos de refugiados, están en ciudades y zonas urbanas. Cada vez más personas necesitan ayuda humanitaria en todo el mundo y la necesitan durante más tiempo.

Pero la ayuda humanitaria que se presta realmente es insuficiente. La brecha entre las necesidades reales y la financiación es cada vez mayor. Todo el sistema humanitario está sometido a una inmensa presión. Con el dinero que se asigna, tanto los países donantes como las agencias de ayuda quieren maximizar aún más el impacto.

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¿Por qué solo no darles dinero?

Aquí es donde entra en juego el dinero en efectivo. Hace dos décadas, Mastayabo y su familia habrían hecho cola durante horas para recibir raciones semanales de arroz, harina y artículos domésticos básicos. Pero habría sido costoso y habría llevado mucho tiempo, tanto para ellos como para las organizaciones que las distribuían.

“Hoy, una familia desplazada puede recibir un sobre con dinero en efectivo para salvar su vida, una tarjeta electrónica o dinero transferido directamente a un teléfono móvil con el que puede comprar alimentos, pagar el alquiler y adquirir lo que necesita localmente”, afirma el Secretario General del NRC, Jan Egeland.

Las agencias de ayuda siguen distribuyendo alimentos a las personas desplazadas, pero en los últimos años ha habido un aumento en la asistencia basada en efectivo.  Con el efectivo, la logística de las transferencias es más fácil. Las personas en crisis pueden comprar lo que necesitan y al mismo tiempo ingresar dinero en los mercados locales.

El progreso tecnológico puede hacer que la ayuda humanitaria sea más eficiente. Como signatario del acuerdo Grand Bargain entre los mayores donantes y proveedores de ayuda del mundo, el Ministerio Noruego de Asuntos Exteriores (NMFA por sus siglas en inglés) contribuirá a aumentar el uso del efectivo en la respuesta humanitaria.

“Aunque muchos donantes están escalando para satisfacer las necesidades humanitarias aumentadas, la brecha financiera está aumentando”, explica Mette Tangen, experta en efectivo del NMFA. “Es evidente que necesitamos encontrar nuevas, innovadoras, más eficientes y efectivas maneras de responder. La vieja forma de hacer negocios simplemente no es suficiente”.

Ella piensa que el aumento del uso de la tecnología, especialmente en el campo de las transferencias de efectivo, tiene el potencial de reformar la respuesta humanitaria.

Por qué el efectivo es una ayuda inteligente:

Más eficiente

Según el sector humanitario y financiero, el dinero en efectivo supone un ahorro de costes y una ayuda eficiente, ya que las organizaciones pueden gastar menos recursos y llegar a más gente.

“Es obvio que es más fácil transportar efectivo que la ayuda tradicional en especie y que es aún más fácil transportar dinero electrónico”, dice Idar Kreutzer, CEO de Finance Norway, la organización de la industria financiera noruega y jefe de la junta de NRC.

En la mayoría de las crisis humanitarias las organizaciones de ayuda pueden distribuir efectivo de manera segura y eficiente, aunque existen riesgos, como el robo. Estos riesgos se reducen al usar tarjetas electrónicas.

La logística de transferir efectivo electrónicamente no solo es más barata y rápida que transferir materiales de ayuda tradicionales, sino también más amigable con el medio ambiente. Kreutzer lo explica de manera sencilla: “Porque no hay necesidad de grandes envíos de alimentos y bienes”.

Entonces, ¿cuándo no se usaría efectivo?

La experta en efectivo Jaqueline Frize fue desplegada por el equipo CashCap de NRC al Cash Learning Partnership en Jordania a principios de este año. La rapidez es clave en casos de emergencia, dice. Si no hay un sistema de entrega de efectivo en marcha, puede ser más eficiente comenzar con asistencia en especie.

Idar Kreutzer durante su visita en la RDC en 2012. Foto: Erik Abild/NRC

Más digno

Las personas que huyen de conflictos y desastres han perdido todo lo que les importa. La vida se vuelve repentinamente dramática y a veces desesperada.

Frize cree que poner efectivo en las manos de las personas crea una dinámica de poder diferente, ya que permite que los más vulnerables sean actores en la dinámica normal del mercado.

“Al darle dinero a las personas”, dice ella, “también les das el poder y la responsabilidad de gastarlo”.

Frize afirma que quienes reciben efectivo lo gastan razonablemente. Se sorprende de la capacidad de las personas para ahorrar dinero.

“Si das dinero en efectivo a las personas, incluso en una emergencia, ellas ya están pensando en mañana. De alguna manera encontrarán una forma de ahorrar parte de ese dinero e invertirlo”.

Puede ser tan básico como comprar tres gallinas y luego vender los huevos. Pueden comer menos esta semana, pero con el dinero que ahorran, podrán comer mejor la próxima. Frize explica que la mayoría de las personas gastan el dinero en sus necesidades básicas, mejorando su dieta, mejorando sus hogares y pagando sus deudas. Los humanitarios a menudo piensan en las necesidades básicas día a día, dice ella. Pero en la vida cotidiana pensamos con una perspectiva a más largo plazo. Es lo mismo para las personas en crisis, explica Frize: “Las personas en crisis [todavía] tienen que planificar el resto de sus vidas”.

En Jordania, los sirios usan el dinero para el alquiler, frutas y verduras frescas como las que comerían en casa. También están gastando dinero para mantenerse en contacto con familiares y parientes que todavía están en Siria u otros lugares.

Más de 6.000 familias desplazadas – cerca de 37.400 personas – abasteciéndose de alimentos y artículos para el hogar en el mercado de Kanyabayonga durante los 11 días que estuvo abierto en marzo de 2017. Foto: Christian Jepsen/NRC

Apoyo a las economías locales

Proporcionar dinero en efectivo puede crear una demanda de bienes y ayudar a restablecer la infraestructura y los mercados en las comunidades afectadas por crisis. El uso de ayuda en efectivo apoya las economías locales, que a menudo juegan un papel fundamental en el fortalecimiento o la reconstrucción de comunidades locales que están luchando.

El experto en seguridad alimentaria de NRC, Thomas Ølholm, describe el enfoque preferido de NRC: trabajar con comerciantes para volver a suministrar productos clave y satisfacer las necesidades en las áreas donde los mercados en funcionamiento han colapsado a causa de una crisis.

“Les explicamos que proporcionaremos dinero a la población y les preguntamos si pueden suministrar los productos pertinentes que la población necesita”, dice. “De este modo acercamos el mercado a las personas que viven desplazadas en lugar de esperar que busquen mercados que están lejos”.

En esta dinámica es importante equilibrar las necesidades locales con las necesidades de la población desplazada. Según Frize, este tipo de enfoque puede impulsar nuevos productos para toda la comunidad.

“Incluso en lugares como el Sahel”, señala, “si das efectivo a una comunidad rural, los comerciantes sabrán que hay un mercado. Entonces, de repente traen comida a un área que tal vez estaba esperando la cosecha del año”.

Kreutzer también ha visto cómo el efectivo puede tener un fuerte efecto positivo a nivel local cuando visitó la operación de NRC en la RD Congo en 2012.

“Visité un mercado local donde vi cómo a través de la ayuda en efectivo contribuimos a crear mercados locales donde las personas venden sus productos.

Es simple: con el efectivo viene la demanda y con la demanda viene la expansión económica.

Pero no es tan simple: también pueden haber consecuencias no intencionales de la ayuda en efectivo. Un efecto negativo posible es la potencial subida repentina de la demanda local, lo que en un corto período de tiempo puede resultar en una sobreproducción.

“Por eso es importante tener mercados funcionales que complementen las necesidades que no se pueden satisfacer localmente con bienes traídos”, explica Kreutzer. “Esto debería hacerse idealmente por actores privados locales, con el fin de estimular el mercado”.

Ølholm dice que NRC es muy consciente de los riesgos relacionados con llevar efectivo a una comunidad local. Por ejemplo, es importante saber si el mercado puede satisfacer las necesidades de la población. Los expertos de NRC monitorean constantemente las fluctuaciones de precios y la disponibilidad de productos estacionales cada año.

“Siempre tenemos que considerar si dar efectivo, distribuir artículos de emergencia o hacer una combinación de ambos”, dice Ølholm, agregando: “La distribución de alimentos en especie debería ser siempre un recurso de último recurso.”

NRC proporciona un teléfono inteligente para cada comerciante en el mercado de vales electrónicos en la RDC. El teléfono inteligente tiene una aplicación, donde se enumeran todos los productos. Foto: Christian Jepsen/NRC

Más transparente

Con la ayuda en efectivo, la asistencia humanitaria se vuelve más transparente y más acorde con las necesidades para las que se destina.

Según el informe ‘Doing cash differently’, una mayor parte de la ayuda humanitaria debería ser efectivo sin condiciones ni restricciones. En un mundo en el que se están desarrollando cada vez más y mejores sistemas digitales de pago, también crecen las oportunidades de entregar dinero en efectivo de forma más barata, segura y transparente.

Las soluciones digitales de pago ofrecen formas más baratas, seguras y fáciles de controlar las transferencias de efectivo.

Las transferencias electrónicas de efectivo permitirán especialmente que la ayuda humanitaria sea más transparente y responsable. Una de las razones es que será más fácil demostrar qué parte de la ayuda llega realmente al grupo destinatario. Al ser más barato, más dinero podrá ir directamente a las personas desplazadas.

Otra razón es que las organizaciones humanitarias serán más responsables ante aquellos que reciben ayuda, así como ante los donantes y los contribuyentes en los países donantes.

“Con el efectivo podemos rastrear fácilmente las cantidades distribuidas y es posible documentar, controlar y medir en cierta medida los efectos de la ayuda que damos”, explica Kreutzer. “Esto se aplica al efectivo en general, pero es más eficiente al usar soluciones de pago electrónicas.”

El efectivo no siempre es lo mejor

Pero el efectivo y las tarjetas electrónicas no siempre son la mejor alternativa.

Cuando un ciclón golpea y causa una destrucción masiva, prácticamente elimina todas las posibilidades para los mercados y las existencias. En estos casos, según Frize: “Una inyección de efectivo al comienzo de una respuesta probablemente no sea una buena idea”.

Los mercados locales serán demasiado débiles o no tendrán suficientes productos para satisfacer la demanda y el efectivo podría conducir a la inflación, según Frize. “Es posible que desee comenzar con alimentos en especie y luego pasar a efectivo a medida que los mercados se recuperen”.

En otras ocasiones, cuando hay un mercado que falla, una inyección de efectivo puede enviar un mensaje a los comerciantes de que hay compradores que necesitan ser atendidos. De esta manera, se revive el mercado.

La gente necesita tener la posibilidad de comprar los bienes y servicios que buscan, para que el efectivo sea útil.

Y hay otras necesidades que no son simples mercancías. El efectivo no siempre puede cubrir esas. La protección, los servicios de agua y saneamiento y la ayuda médica deben seguir siendo prioridades para las organizaciones de ayuda.

¿Otro obstáculo? Asegurar que los receptores de efectivo entiendan los plazos. Es muy importante que la comunidad participe mucho al principio, para que las personas sean conscientes de que los pagos en efectivo no son para siempre.

“Es importante tener una estrategia de salida desde el principio”, explica Frize. “Cuando sabes que has hecho el trabajo y has logrado tus objetivos, te detienes. Así pueden planificarse mejor y aprovechar mejor el dinero en efectivo que entregas”.

La combinación

Entonces vemos que el efectivo no puede satisfacer todas las necesidades en cada crisis humanitaria. ¿Qué hacemos entonces?

“Los mejores programas que he visto”, dice Frize, “son los que hacen una combinación de diferentes tipos de ayuda”.

Hay diferentes tipos de ayuda en efectivo. A veces, tienes que cumplir ciertas condiciones para recibir efectivo, como ir a la escuela o trabajar. A veces, hay restricciones relacionadas con cómo gastas el dinero. Otras veces, el efectivo es incondicional e ilimitado. En otros escenarios, se lleva a cabo una combinación de ayuda en efectivo y ayuda en especie, es decir, artículos tangibles que pueden incluir desde agua potable hasta mantas.

Según Ølholm, NRC busca hacer que la ayuda en efectivo sea lo más incondicional e ilimitada posible.

“Gastar dinero se trata tanto de necesidades como de prioridades”, explica. “Cuando tienes el dinero, priorizas tus gastos de acuerdo a lo que es más importante para ti. Imagina si no tuvieras suficiente dinero. ¿Cómo reaccionarías si alguien te dijera cómo gastar lo poco que recibiste?”

Mastayabo (izquierda) y su familia han terminado de hacer compras hoy. Están cargados con un colchón, una manta, frijoles, aceite, raíces de yuca, frutas y jabón. Foto: Christian Jepsen/NRC

Innovación en la ayuda humanitaria

De regreso en el mercado de Kanyabayonga, Mastayabo y su familia han terminado de hacer sus compras del día. Llevan un colchón, una manta, frijoles, aceite, raíces de yuca, frutas y jabón. Los 55 dólares que se les asignó se han utilizado completamente.

Más de 6.000 familias desplazadas -más de 37.400 personas- se abastecieron de alimentos y artículos para el hogar en el mercado de Kanyabayonga durante los 11 días que estuvo abierto.

“Como el sistema electrónico funciona mucho más rápido, hemos podido acoger a 200 familias más al día en comparación con otros sistemas”, explica Ibrahim Abdullya Ly, coordinador de emergencias del NRC en la RDC.

A partir de diciembre de 2016, NRC fue una de las primeras agencias humanitarias en la RDC en implementar con éxito un sistema de bonos electrónicos con tarjetas de pago electrónicas. Es un sistema más seguro y eficiente que los bonos tradicionales.

Pero necesitamos avanzar más por este camino digital. Necesitamos seguir innovando, para que podamos hacer que la ayuda en efectivo sea más presente, más eficiente, más responsable y más digna.

“La innovación en la labor humanitaria es importante y el efectivo digital es un ejemplo de cómo estamos probando nuevas soluciones, aprendiendo y mejorando la forma en que prestamos ayuda”, afirma Kreutzer.

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