Buscando recomenzar en la selva colombiana

El conflicto armado se ha reactivado en el occidente de Colombia. Me uní al equipo de respuesta en emergencia del Consejo Noruego para Refugiados (NRC) en su misión de apoyar a una comunidad remota que fue obligada a huir de sus hogares.
El equipo se reúne en la ciudad de Quibdó. En esta parte de Colombia, el acuerdo de paz no ha traído realmente la paz. Casi 90.000 personas se han visto afectadas por el conflicto armado desde que se firmó el acuerdo en 2016.

Niñas y niños hacen fila para comer antes de empezar las actividades educativas con el equipo de NRC.
Niñas y niños hacen fila para comer antes de empezar las actividades educativas con el equipo de NRC.
Mientras nos preparamos para nuestro viaje, me pregunto: ¿cuánto durará este conflicto? Colombia necesita superar lo que se ha convertido en una de las crisis más prolongadas y olvidadas del mundo.
El conflicto armado en Colombia
Hace siete años, el Gobierno colombiano firmó un histórico acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El acuerdo puso fin a más de 50 años de guerra. Sin embargo, la violencia ha continuado en muchas zonas del país.
A finales del 2022, aún había casi 5 millones de personas desplazadas en Colombia. El vacío de poder que dejaron las FARC ha sido ocupado por diversos grupos armados y bandas criminales.
Las comunidades afrocolombianas y las indígenas se ven especialmente afectadas por la violencia actual. A menudo viven en zonas rurales remotas, donde el Estado tiene poca presencia o influencia. En estas zonas, los grupos armados utilizan estrategias como el confinamiento para controlar a la población local.
Quien controla a la población controla también el territorio y las economías ilícitas. Las amenazas, los asesinatos, las minas antipersonal, la violencia sexual, la violencia armada y los toques de queda están diseñadas para restringir la movilidad de las personas.
Día 1: Comienza la misión
Acompañaré al equipo de emergencia durante tres días. Se adentran en la selva para apoyar a una comunidad indígena que lleva seis meses desplazada y ya no puede regresar a su lugar de origen a causa del conflicto armado.
Las personas de la comunidad huyeron de sus hogares cuando se vieron amenazadas por grupos armados. Construyeron una nueva comunidad en lo profundo de la selva, donde podían vivir con seguridad. Pero debido a su aislamiento, carecen de muchas cosas y han quedado fuera del radar de los programas de apoyo del Gobierno. En este artículo, he mantenido en anonimato el nombre y la ubicación de la comunidad, para proteger su identidad.
La misión del equipo de emergencia es ayudar a mejorar las condiciones de vida y de higiene de la población, llevar material educativo y proporcionar información vital para que la comunidad pueda recibir ayuda del Gobierno.
Fuera de la oficina de NRC nos esperan camionetas y un camión cargado de colchones, productos de higiene y cartillas educativas.
Nuestro viaje comienza.

Nos detenemos una hora más tarde. Es el fin de la carretera y el resto del viaje debe ser a pie.
Tres personas de la comunidad nos esperan. Nos explican que nos guiarán hasta su territorio.

Nos guían durante casi una hora a través de la selva.
Tras cruzar un pequeño arroyo, divisamos un grupo de casas de madera y láminas de plástico, algunas aún sin terminar.

Desplazados y olvidados
Las personas de la comunidad hablan su lengua nativa y solo unas pocas pueden comunicarse en español. Una de ellas es Rafael*, quien nos da la bienvenida. Reúne a todas las mujeres, hombres, niñas y niños en una gran casa sin habitaciones ni paredes.
Los visitantes nos presentamos, explicamos nuestro papel y pedimos permiso para quedarnos en la comunidad. Mientras tanto, Rafael traduce nuestras palabras a su lengua nativa.
Tras nuestro encuentro, la comunidad se organiza para participar en los talleres y recibir la ayuda humanitaria que coordinamos con ellos unos días antes.
Rafael explica que vivieron en albergues improvisados inmediatamente después de verse obligados a huir y que allí recibieron alimentos. Sin embargo, no han recibido más ayuda. «Se olvidaron de nosotros», dice.
Nos cuenta los acontecimientos que les hicieron abandonar sus hogares. Un día, unos hombres armados llegaron a la comunidad preguntando: «¿Quién es el líder?».
Cientos de líderes sociales son asesinados cada año en Colombia. Son personas que defienden los derechos de sus comunidades y protegen su territorio frente a los grupos armados que pretenden hacerse con el control.
La comunidad sabía que la vida de sus líderes estaba en juego. Por lo tanto, respondieron conjuntamente: «Todos somos líderes».
Aunque su respuesta consiguió disuadir temporalmente a los hombres armados, toda la comunidad decidió huir antes de poner en peligro sus vidas.
Tras varias semanas en un albergue provisional, decidieron construir casas y despejaron un espacio en la selva para empezar de nuevo.
Sin dejar su cultura atrás
A medida que vamos conociendo a nuestros anfitriones, preparan comida para toda la comunidad. Es una de sus tradiciones.

Isabel huyó del conflicto armado con su comunidad. Espera tener algo de tierra donde poder cultivar alimentos para su familia.
Isabel huyó del conflicto armado con su comunidad. Espera tener algo de tierra donde poder cultivar alimentos para su familia.

El equipo de NRC escucha las necesidades y prioridades de la comunidad y ofrece asesoramiento jurídico para que puedan acceder a sus derechos.
El equipo de NRC escucha las necesidades y prioridades de la comunidad y ofrece asesoramiento jurídico para que puedan acceder a sus derechos.

Después del mediodía, el equipo humanitario empieza a distribuir los suministros. Uno a uno, entregan colchones y artículos de higiene a cada familia.
Las mujeres de la comunidad se encargan de recibir los artículos y llevarlos a casa. Antes de nuestra llegada, muchos residentes -incluidos bebés, mujeres embarazadas y personas enfermas- seguían durmiendo sobre las tablas del suelo. Acordamos la ayuda humanitaria con las mismas personas de la comunidad para mejorar sus condiciones de vida.

RC distribuye kits de higiene para ayudar a prevenir enfermedades
RC distribuye kits de higiene para ayudar a prevenir enfermedades
«Pondremos los colchones juntos. Nos gusta dormir juntos", dice Isabel, miembro de la comunidad.
Nos presenta a sus hijas y nietos y nos cuenta: «Unos hombres armados nos obligaron a prestarles nuestra canoa y nuestra casa. Luego, hombres de otro grupo nos dijeron que nos iban a matar [les acusaban de ayudar al grupo contrario]. Le dispararon a mi sobrino».
Permanecer juntos, incluso de noche, es una forma de protegerse de los ataques.