En el Día Mundial del Refugiado, la organización hace un llamado a todos los sectores económicos del país, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Educación para que continúen reconociendo el inmenso potencial de jóvenes refugiados y migrantes, e incrementen sus esfuerzos y recursos para su integración económica.
“Actualmente, Colombia acoge el tercer mayor número de personas refugiadas en el mundo. Es fundamental que la solidaridad y generosidad del país resulte en oportunidades reales para que las personas jóvenes encuentren estabilidad económica, permitiéndoles no solo acceder a un empleo, sino también a oportunidades para construir una vida digna y productiva,” dijo Giovanni Rizzo, director de país de NRC en Colombia.
De acuerdo con los resultados de una encuesta realizada a 200 personas jóvenes para este reporte en el centro del país -en Bogotá, Mosquera y Soacha- la discriminación, la xenofobia, la escasez de oportunidades educativas y la dificultad para convalidar sus estudios educativos en el país son las principales barreras que limitan su acceso a trabajo o a oportunidades de emprendimiento.
30 de cada 100 jóvenes refugiados y migrantes sienten que su nacionalidad es una causa de exclusión laboral. Además, 40 de cada 100 afirman no poder ejercer sus profesiones o estudios técnicos porque no encuentran alternativas para continuar con su educación o validar sus títulos educativos en el país. Esta situación limita la integración económica de refugiados y migrantes y desaprovecha un capital humano valioso.
“Las barreras existentes entre jóvenes refugiados y migrantes y el empleo no son insuperables. Hemos propuesto a las instituciones públicas y empresas privadas que en sus procesos de selección se implemente el uso de un currículum en el que se omita información personal que podría generar sesgos en el proceso de selección, como la nacionalidad, edad o la dirección de vivienda de quienes solicitan el empleo. El objetivo es que los procesos de selección laboral se centren exclusivamente en las habilidades y cualificaciones de las personas jóvenes,” dijo Giovanni Rizzo.
De acuerdo con los resultados de las encuestas aplicadas, las personas jóvenes tienen una visión clara de lo que buscan: estabilidad laboral, remuneración aceptable y acceso a seguridad social. No obstante, la falta de experiencia, las bajas remuneraciones o la carencia de formación técnica son obstáculos que impiden el acceso a un trabajo digno. Jóvenes refugiados y migrantes encuestados se sienten discriminados por su edad.
“[A jóvenes refugiados y migrantes] se asignan trabajos de obreros, cargando arena, cargando cosas pesadas. Casi siempre les tocan trabajos pesados porque son migrantes. Se les ve en trabajos informales, pidiendo monedas, barriendo o vendiendo cosas en la calle”, dijo un joven migrante de Soacha, quien fue entrevistado para este reporte.
Es fundamental que las instituciones gubernamentales escuchen y actúen. La encuesta revela que casi la mitad de los jóvenes no se sienten escuchados por las instituciones públicas y 40 de cada 100 no tienen acceso a información sobre apoyos para la empleabilidad o el emprendimiento. Este vacío de información y diálogo es una oportunidad que se puede aprovechar para construir puentes hacia la inclusión económica.
A pesar de las barreras identificadas, el Banco Mundial ha compartido que, en Colombia, la integración de migrantes genera el doble de retorno fiscal. Este es un dato alentador que refleja el impacto positivo de la integración de personas refugiadas y migrantes en la economía del país.
“En el día internacional de las personas refugiadas, no podemos quedarnos siendo testigos de cómo talentos que podrían impulsar la economía son obstaculizados por barreras que se pueden resolver. Estos jóvenes necesitan que todos los sectores de la economía inviertan en su futuro, porque representan una fuerza vital para contribuir a la economía del país y transformar positivamente sus propias vidas”, dijo Giovanni Rizzo.
