





La violencia generada por el crimen organizado y el narcotráfico, sumada a la pobreza extrema, el hambre y los desastres naturales que provocan inundaciones y deslaves impulsa el desplazamiento interno de 1,2 millones de personas en Guatemala (INE/ACNUR, 2023).
En este contexto de urgencia y necesidades no resueltas, NRC y otras organizaciones internacionales y locales hemos visto reducida nuestra capacidad de atender a las personas más vulnerables debido al desfinanciamiento de la ayuda humanitaria.
El ejemplo más claro de esta reducción de la ayuda es que para 2025 solo se obtuvieron US$19.9 millones de los US$100.6 millones requeridos para atender las necesidades de un millón de guatemaltecos y guatemaltecas priorizados en el Plan de Respuesta Humanitaria (HRP y OCHA).
“Las necesidades humanitarias en Guatemala y, en particular, las personas desplazadas forzadas han recibido poca atención por parte de la comunidad internacional. Muchas de ellas huyen desprotegidas de sus hogares debido a la violencia de grupos armados. Los recientes recortes a la ayuda humanitaria y el abandono de los donantes internacionales empeoran la situación para los más vulnerables”, dice Giorgio Lentini, director de país del NRC para el Norte de Centroamérica y México.
NRC, a través de sus programas de protección, educación en emergencia, asistencia legal y medios de vida, brindó asistencia a personas desplazadas y en riesgo de desplazamiento, a niños, niñas y jóvenes fuera del sistema escolar, a personas migrantes en tránsito con necesidades de protección, a personas deportadas y a solicitantes de refugio. También apoyó a organizaciones locales que brindan albergue, servicios especializados en salud mental y atención a mujeres víctimas de violencia de género.
“Para nosotros ha sido un gran impacto saber que el Consejo va a cerrar sus puertas, especialmente porque las personas en contextos de movilidad humana forzada siguen utilizando los servicios del albergue”, comenta Lorena Gómez, gerente de proyecto de Casa Migrante, organización socia de NRC en Guatemala.
Guatemala ha sido históricamente un país de origen de migrantes y refugiados, personas que son expulsadas o huyen de sus comunidades y de su país debido a la violencia, la pobreza extrema o por los eventos climáticos. Pero también, dada su ubicación en la ruta hacia Estados Unidos, es un país de tránsito y, en ocasiones, destino de personas migrantes y refugiadas con necesidades de protección.

Entre enero y septiembre de 2024, se registró la entrada en Guatemala de 223,000 personas en su ruta hacia el norte, según la Organización Internacional para las Migraciones. Provenientes principalmente de Venezuela, Honduras, El Salvador y Colombia, viajan en condiciones de extrema vulnerabilidad: niños, niñas, mujeres y personas mayores que arriesgan su seguridad ante el crimen organizado y los peligros de un camino incierto.
Aunque en 2025 hubo una reducción significativa de personas atravesando Guatemala hacia el norte, persisten las condiciones de vulnerabilidad y las necesidades de protección que han dejado de ser atendidas por las organizaciones humanitarias debido a los recortes financieros.
Entre 2022 y 2025, NRC ofreció servicios de protección, y de orientación y asistencia legal a más de 15,000 migrantes y refugiados, incluidas personas en tránsito y solicitantes de refugio en Guatemala para que pudieran obtener documentación y acceso a derechos.
Sumado a esto, están las guatemaltecas y guatemaltecos retornados desde Estados Unidos y México, que regresan a su país sin recursos para reinstalarse, muchos de ellos sin redes de apoyo o arraigo y algunos con necesidades de protección, pues los riesgos que provocaron su salida siguen existiendo.
“Con el cierre del NRC en Guatemala, no solo se han reducido las acciones destinadas a las poblaciones desprotegidas, sino también las dirigidas a los actores locales y las organizaciones sociales que prestan servicios a personas en situación de riesgo. Todavía hay un problema al que debemos prestar atención en el contexto de Guatemala: el crimen organizado y la violencia están aumentando, y sin organizaciones que apoyen a las personas, estas se encuentran en mayor vulnerabilidad que antes”, afirma Sucely Donis, coordinadora de protección del NRC en Guatemala.
“La comunidad internacional y donantes como Estados Unidos y Europa no deben olvidarse de Guatemala y las necesidades humanitarias de los más vulnerables, particularmente de las personas afectadas por la violencia. Como NRC continuaremos buscando otras vías de apoyo para quienes más lo necesitan”, concluye Lentini.
NRC reconoce y agradece el aporte de las organizaciones locales e instituciones públicas guatemaltecas que acompañaron el trabajo durante este tiempo.




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